Por Ricardo Burgos
Lo conocí hace unos nueve o diez años; ninguno de los dos nos acordamos cuándo exactamente, pero siempre que paso nos saludamos, aunque sea de lejos; hay ocasiones en que nos damos tiempo de platicar un rato. Aunque parezca increíble apenas hace unos días supe su nombre y él conoció el mío; nunca se nos ocurrió preguntar antes.
Hugo Silva es empleado desde hace 20 años de una tienda naturista en una de las entradas de la estación Ermita de la Línea 2 del Metro, que va de Taxqueña a Cuatro Caminos. Antes Ermita era mi camino inicial todos los días hacia donde fuera porque podía transbordar a la Línea 1 en Pino Suárez, a la 3 en Hidalgo, a la 7 en Tacuba, a la 8 en Bellas Artes, a la 8 y 9 en Chabacano y a la 12 en Ermita.
El establecimiento ya estaba cuando Hugo llegó. Para que lo contrataran tuvo que tomar un curso especializado y empezar a conocer de productos naturistas. La tienda vende alrededor de 50 a 60 artículos diferentes; él los conoce todos y los recomienda a cada uno de sus clientes, de acuerdo a su padecimiento, pero no se pueden catalogar como medicamentos y tampoco productos milagro; “debes conocer primeramente las fórmulas, saber qué tiene cada frasco para que los clientes compren sin riesgos”, señaló nuestro entrevistado.
Por supuesto, las personas son responsables de lo que compran, aunque Hugo se encarga de orientarlas y sugerir algún producto. En su tienda – comentó -- se venden principalmente pastillas para bajar de peso, reactivación sexual, vías respiratorias y vitaminas.
Mientras charlamos, muchos de los usuarios que pasan por la estación saludan a Hugo y él responde amable. Dijo que en su local ha tenido la oportunidad de conocer a gente que, se ha hecho su amiga. Hace algún tiempo, llegó una muchacha de unos 26 años con su hija de cinco y le recordó “yo soy hija de ‘El Cebollón’, usted a lo mejor se acuerda de él; me traía cuando tenía cinco años y por eso quise que viniera mi hija para que también la conociera”. Fue muy emotivo eso, confesó Hugo.
Mientras charlábamos se acercó una señora a preguntar por productos para el reumatismo. Muy atento, Hugo le explicó las fórmulas y los beneficios de la marca que le estaba mostrando ¿Alguna vez te han reclamado por algo que no les funciona? Sí, ha habido ocasiones, sobre todo cuando son desesperados y desean alivio lo más pronto posible, me contestó.
Para Hugo no hay días de descanso; trabaja de lunes a domingo de diez de la mañana hasta las ocho y media de la noche. Eso no le cansa porque disfruta tratar con la gente. Incluso su establecimiento no ha cerrado ningún día desde que inicio la pandemia en marzo de 2020. Eso sí, las ventas no han sido las mismas, han bajado hasta un 40 por ciento, explicó.
El gusto por el naturismo Hugo se lo heredó a uno de sus hijos, que está encargado de otra tienda naturista en la estación Portales de la misma Línea 2 del Metro.
Hugo Silva encontró su camino y su sobrevivencia en el naturismo; todavía recuerda que alguna vez de joven fue bolero, pero a sus 48 años está satisfecho con lo que ha logrado, es feliz con una hermosa familia y con una niña de siete años, que me presume desde que nació.
Imagen: Especial