Ideologías Asesinas

Columnas viernes 02 de abril de 2021 -

Una ideología es una forma de pensamiento grupal, fundamentada en un conjunto de prácticas propias del segmento, o bien, que en común, siguen un planteamiento teórico que gracias al poder de sus argumentos, se predisponen a seguirlo, convencidos por la veracidad de sus postulados, en nombre de los cuales, como fieles acólitos, asumen la extraña responsabilidad de imponerlos a creyentes e incrédulos, a la manera de una evangelización, aunque con la particularidad de que si la fe es el sustento de la creencia divina, en las creaciones puramente humanas, la razón es el soporte que lo fundamenta.

La fe exige una total y absoluta entrega a los principios de los creyentes, donde las explicaciones se pueden mezclar con mitos o dogmas de diversa índole, que no se comprometen con los argumentos, recursos expositivos, perfectamente lógicos, que las exposiciones deben de poseer para facilitar la comprensión de los estudiosos. Todo argumento es expositivo y no admite peticiones de fe de nada, porque si las admitiera, aspectos tan importantes para la vida humana, se encontrarían coptados por pensamientos de los que algunos sacarían provecho, violentando la libertad y dignidad humanas.

En el caso de la política, al ser creación exclusivamente humana, dedicada a asuntos tan humanos como la organización social, no pueden existir gurús de nada Las peticiones de fe son incompatibles con la política, y discutir sus principios es obligación de personas libres portadoras de libertad y dignidad. Todo lo humano, en tanto imperfecto, es discutible y corregible, y se le debe enfrentar sin miedos a dañar la sensibilidad de alguien. No discutir de los asuntos públicos, es antagónico al ser de la vida política, y será característica de sistemas tiránicos, que impiden la libre expresión.

Cuando alguien ose pedir el nublamiento de la razón ante asuntos políticos, imponiendo pastiches preestablecidos dirigidos a entes adoctrinados, que han dejado pudrir sus capacidades críticas en pos de una causa, no tenemos ciudadanos, sino un conjunto de fanáticos, que en nombre de “la verdad” se creen con derecho de destruir todo lo “falso”, incluyendo las vidas de los “infieles”, cuya presencia pone nerviosos a los sumos sacerdotes de la propaganda dirigida a las masas embrutecidas.

La ideología política, en su desmesura, hace de un puñado de ignorantes, luminarias, siendo capaces de destruir todo lo que recuerde otras nociones de vida. Ponen nombres, cambian significados, establecen narrativas… la historia de los cambios de paradigmas normalmente se llevan las vidas de incrédulos, destruyendo economías enteras, a la manera de una Cuba que a principios de siglo veinte era una próspera isla con un nivel de vida que sus descendientes, condenados por la ideología y sus sacerdotes diseminados por América Latina, están dispuestos a arrasar, porque a sus humildes oídos, suena atentatorio de su fe.