José Pablo Moncayo, el orgullo nacional plasmado en la música

Por Óscar Antonio Roa

El Huapango de Moncayo es quizá la obra más representativa de México, su padre, José Pablo Moncayo, es recordado en su 62° aniversario luctuoso.

Considerado como el segundo himno nacional de México, la trayectoria del artista para componer semejante obra se remonta a su infancia y juventud. Graduado del Conservatorio Nacional de Música inició su carrera musical desde joven, trabajando como pianista en una orquesta de jazz y en estaciones de radio. Sería hasta el año de 1931 cuando nuestro país se enaltecería con las piezas musicales de este músico.

Utilizando como tema central la naturaleza, el compositor, pianista, percusionista y director de orquesta, desempeñó los cargos de director artístico, director de la Orquesta Sinfónica de México y subdirector de la misma, componiendo un sinfín de obras para canto, piano, duetos, tríos, cuartetos, sextetos, música de cámara, coros, ópera, suites de ballet y, desde luego, música para orquesta, su obra más destacada sería su famoso Huapango.

Resultado de una investigación en Veracruz, la obra fundamental del más grande expositor mexicano del siglo XX, conjunta tres canciones veracruzanas: Ziqui Ziri, Balajú y El Gavilán. Esto dio como resultado una de las piezas musicales más sonadas por orquestas tanto nacionales, como internacionales, desde su estreno en 1941 bajo la dirección de Carlos Chávez.

Dentro de sus obras más destacadas se encuentran: Amatzinac, Homenaje a Cervantes, Sinfonía no. 1, Tres piezas para orquesta, Sinfonietta, entre otras. Todas ellas disponibles en el acervo de la Fonoteca Nacional, interpretada por distintas orquestas y directores nacionales e internacionales. A este acervo se puede acceder desde la plataforma de Musiteca.mx.

El artista falleció a la corta edad de 46 años el 16 de junio de 1958, dejando un legado musical sin precedentes, formando parte de las personas cuyos restos se encuentran en la Rotonda de las Personas Ilustres.