La 4T entre izquierda y derecha

La oposición que existe a la vista en México es sólo de derecha, aunque los grupos económicos poderosos ya no caben en los partidos opositores porque no se ven representados en esas fragmentaciones dispersas con registro agonizante. Los partidos luego de haberse mostrado como entes conservadores no son suficientes para albergar los intereses de grupos políticos que se expresan divididos y extraviados ideológicamente.

Para nadie es un secreto que el actual gobierno mexicano no es de izquierda, no se encamina al socialismo, como algunos en su desvarío afirman a los cuatro vientos, muchas veces desde la oposición partidista.

Por su parte, la izquierda, sin representación partidista, no ha expresado abiertamente su inconformidad como para pensar que es parte de la oposición. Tradicionalmente la izquierda en México, representada, no sólo en el Partido Comunista, sino en luchas populares, campesinas, gremiales. Así, la izquierda mantiene presencia desde principios del siglo pasado; sin embargo, se ha mantenido al margen y con un comportamiento muy discreto ante el actual sistema de gobierno de México, lo que hace creer que el gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador es de izquierda sin serlo.

La urgente necesidad de los convencionales conservadores por calificar, encasillar, ubicar para cuestionar y disparar a un blanco fijo, les obliga a ver lo nuevo con ojos del pasado. Quieren ubicar lo inasible porque no saben interpretar las señales de la población ni están preparados para conjugar intereses de las minorías con las necesidades de la mayoría.

Es precisamente esa necesidad de ubicar en la geometría ideológica en el abanico político a la Cuarta Transformación lo que desmembra a la oposición y sorprende y desarticula a la derecha. Su frustración al no poder clasificar para ver dónde encaja el gobierno, muestra que sus críticas sólo embonan en la fantasía de una oposición que al encender la nostalgia pierde la brújula.

Si la izquierda guarda silencio expectante respecto al gobierno es porque se mantiene activa y vigente en la percepción de la realidad política de México: En cambio, la derecha, dentro y fuera de los partidos, se ve en la necesidad de auxiliarse con fuerzas conservadoras fuera del país para entender lo que en México sucede.

El gobierno federal camina con un movimiento social, un rumbo marcado desde hace algunos años, pero no por eso es vetusta o alejada de las necesidades de la población.

Entender el momento que se vive en México exige un gran esfuerzo, información real y cultura política, y entonces, sólo entonces podrá cuestionarse con bases tan sólidas que incluso podría crear una oposición más responsable y fresca.

Hace falta que parezca una izquierda crítica, sin revisionismos y lúcida para fortalecer la democracia, pero también una derecha sólida, consciente del momento que vive y, sobre todo, inteligente.