La Organización Meteorológica Mundial (OMM) actualizó el miércoles sus previsiones sobre el fenómeno meteorológico La Niña, sugiriendo que su llegada podría retrasarse más allá de finales de este año. Según la OMM, la probabilidad de que las condiciones neutrales actuales se transformen en un episodio de La Niña para el período de septiembre a noviembre de 2024 es ahora del 55%, una cifra inferior a las estimaciones previas que indicaban una probabilidad del 60% para julio-septiembre y del 70% para agosto-noviembre.
La Niña se caracteriza por el enfriamiento de las temperaturas de la superficie del océano en el Pacífico ecuatorial central y oriental, lo cual afecta la circulación atmosférica tropical y puede provocar cambios significativos en los patrones de vientos y precipitaciones. Sin embargo, la OMM advierte que estos efectos pueden variar según la intensidad y la duración del fenómeno, así como su interacción con otros fenómenos climáticos y el cambio climático inducido por el hombre, que intensifica las temperaturas y las condiciones extremas.
Este ajuste en las previsiones ha generado preocupación en Colombia, particularmente en Bogotá y la región de la sabana. La ministra de Ambiente y Desarrollo Sostenible, Susana Muhamed, advirtió sobre las posibles consecuencias para el abastecimiento de agua en la capital. “Si llegamos a diciembre con un embalse en 22%, no habrá suficiente capacidad para soportar el periodo de sequía hasta la próxima temporada de lluvias”, dijo Muhamed. Ante esta situación, el gobierno implementará un “control de la demanda” de agua, estableciendo un límite de 3 m³ por segundo al día.
Además, la ministra destacó que las autoridades ambientales deberán adoptar estrategias rigurosas para vigilar y controlar el sobreconsumo de agua y el manejo de concesiones.
En cuanto a la región de la Orinoquía, la directora del Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales (Ideam), Ghisliane Echeverry, informó que las lluvias esperadas para el embalse de Chuza experimentarán una notable reducción en septiembre, y las condiciones similares se prevén para los meses siguientes.
La modificación en las previsiones sobre La Niña subraya la necesidad de una gestión proactiva y eficaz de los recursos hídricos, especialmente en un contexto de cambio climático que exacerba la incertidumbre en los patrones meteorológicos globales y locales.