Columnas
El día de hoy culmina el segundo mes de mandato de la presidenta Sheinbaum, con un ambiente político tenso y sin cambios significativos. Como era de esperarse, este clima de hostilidad entre los tres poderes de gobierno se ha intensificado de forma ventajosa, 2 contra uno, dejando claro que todos y cada uno de los legisladores de la 4T recargada se han inspirado en la película La Ley de Herodes, interpretada por su correligionario Daniel Alcázar, evidenciando que la realidad política supera por mucho a la ficción.
Sin embargo, la ficción solo entretiene y hace una sátira inteligente de lo que fue el régimen político priista de los años 50, donde todas las estructuras del poder escuchaban a un solo hombre: “EL SEÑOR PRESIDENTE”. Pero los tiempos han cambiado; México avanzó hacia una democracia incipiente que hoy en día se está desmoronando. La ficción plasmada en la cinta de Luis Estrada se convierte ahora en la peor pesadilla para el país, donde los legisladores de la fracción de Morena y sus aliados, al más puro estilo de Juan Vargas, han modificado desde septiembre el texto de la Constitución, eliminando el espíritu y sustancia del poder tripartito, con la finalidad de regenerar el presidencialismo de los años 50, o más grave aún, el de los años 70.
Para ello, han construido un andamiaje legal que impide que el Poder Judicial, y en específico la Suprema Corte de Justicia, desarrolle su tarea de vigilar el cumplimiento de la Constitución y las leyes que de ella emanan.
Los legisladores y, en sí, la nueva administración, así como la anterior, parecen no reconocer la importancia del estado de derecho, y que el país no está para que, con tanto cinismo, se violen las normas que nos rigen. No se trata solo de la imposición de sus reglas y de la sumisión a la que quieren someter al Poder Judicial, sino también del modo en que buscan desaparecer a los órganos autónomos o designar funcionarios públicos para el desarrollo de actividades que, por su naturaleza, deben ser ejercidas con imparcialidad y criterios bien delineados.
El nepotismo se hace cada día más evidente y resulta insultante la forma en que lo defienden. No han entendido que el país está en llamas, que la inconformidad de los ciudadanos crece al mismo grado que el miedo por la falta de seguridad, y que la mala inversión en proyectos y programas poco sustentables y eficientes merma la economía nacional. Esto se ve reflejado en el peso que ejerce la deuda acumulada de PEMEX, que tan solo el sexenio pasado acumuló 1.3 billones de pesos, lo cual ilustra la mala gestión que se ha tenido durante años, por no decir décadas. Buscar salvar a las empresas paraestatales bajo la cantaleta de la soberanía nacional es un error, ya que ésta, solo se obtendrá cuando en materia agropecuaria, seamos autosuficientes al menos en un 80%.
Es de gran importancia que la administración comprenda que el país enfrenta serios desafíos de gobernabilidad, económicos y de desarrollo en general; que la transformación se construye con acuerdos y no con imposiciones totalitaristas. Les parezca o no, los Estados Unidos Mexicanos somos una República Federativa, con un sistema democrático y participativo.
Javier Agustín Contreras Rosales. Colaborador de Integridad Ciudadana AC, Contador Público, Maestro en Administración Pública @JavierAgustinCo @Integridad_AC