El viernes pasado, 6 jóvenes no nacidos en los Estados Unidos pero que llegaron desde pequeños, ingresaron a la Casa Blanca, fueron invitados por el presidente Joe Biden y platicaron con él en su propia oficina, salieron después de una hora ilusionados, esperanzados, con una visión muy clara de cómo los ve el gobierno, pero sin una solución, sólo con la promesa e intención de que trabajarán en su beneficio.
María Praeli originaria de Perú, Jirayut “New” Latthivongskorn de Tailandia; Astou Thiane de Senegal, Esmeralda Tovar-Mora y Karen Reyes nacidas en México, Leydy Rangel de padres mexicanos. Además de conocer al mandatario recorrieron las instalaciones de la casa ubicada en el número mil 600 de la Avenida Pensilvania de Washington, DC.
El presidente Biden acompañado de Alejandro Mayorkas, responsable en la cuestión migratoria platicó con estos jóvenes diciéndoles que los inscritos en el programa de “acción diferida” (DACA), así como los que están en el de “protección temporal (TPS) para centroamericanos, los trabajadores agrícolas y los “trabajadores inmigrantes esenciales” tienen toda la cobertura legal de su gobierno y esto es ya un buen comienzo, con ello los sueños, promesas y modernización de la Fuerza Laboral Agrícola están en camino de volverse una realidad.
Hay que recordar que en su primer día como presidente, Joe Biden firmó una serie de órdenes ejecutivas para avanzar en una reforma migratoria en beneficio de poco más de 11 millones de personas que se encuentran sin documentos en todos los Estados Unidos y como era de esperarse la Cámara de Representantes de mayoría demócrata las aprobó, sin embargo, en la de senadores se han topado con una seria de obstáculos que en verdad se ven difíciles de superar por todos los intereses que representan pero sobre todo por la paridad de fuerzas, sin embargo, el presidente está negociando, no quiere, por lo menos hasta el momento, imponer su criterio, su proyecto, su idea, sabedor de lo esto implicaría.
La Ley de Sueños y Promesas, así como la de Modernización de la Fuerza Laboral fueron aprobadas en marzo, pero “las negociaciones” para su aprobación definitiva y sobre todo para que sean una ley constitucional, aún están lejos.
La estudiante peruana le dijo al presidente…”me siento estadounidense, aquí tengo viviendo toda mi vida, me dicen que no soy estadounidense y quiero serlo estoy por terminar mi carrera de enfermería y tengo una hija de 3 años aquí nacida, pago impuestos, sólo me falta un papel oficial para ser vista como ciudadana de este país.”
Las promesas migratorias para una “regularización” han sido parte de la política estadounidense por muchos años, sin embargo, ningún presidente después de Ronald Reagan (1986) ha logrado soluciones definitivas.
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