Columnas
La guerra comercial proclamada por el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, se encuentra en uno de sus puntos más álgidos, con afectaciones, por lo pronto, en la industria mexicana y en particular en el sector automotriz, y con la amenaza, ahora, de expulsar a los migrantes indocumentados, sin tomar en cuenta lo estratégico que resulta esta mano de obra para hacer producir y cosechar sus campos.
Y es que, la mano de obra mexicana es muy solicitada en el sector primario, por su experiencia y capacidad, por lo que estados como California, Arizona, Texas, Luisiana, Kentucky y Florida, cuentan con importantes asentamientos de paisanos, quienes, a su vez, realizan envíos de remesas a México, a lo cual Donald Trump y los republicanos ya les han puesto el “ojo” también.
Por citar algunos números: el sector agrícola de Estados Unidos depende fuertemente de la mano de obra migrante mexicana, que representa el 60 por ciento del total de trabajadores agrícolas en la Unión Americana.
Tan solo entre 2018 y 2024, la emisión de visas temporales para trabajadores agrícolas extranjeros creció un 79 por ciento, lo que refleja una tendencia al alza, pese al escenario de incertidumbre global.
De acuerdo con el secretario de Agricultura y Desarrollo Rural, Julio Berdegué, el campo estadounidense depende en buena medida de mexicanas y mexicanos honestos, que con su trabajo ayudan a la economía y a las y los consumidores de ese país.
Refiere que aproximadamente el 60 por ciento de las y los trabajadores agrícolas en Estados Unidos son mexicanos o descendientes de mexicanos, a quienes calificó como personas inteligentes, creativas y honestas.
Con mayores o menores posibilidades, entre los caminos que se pueden tomar para regularizar la mano de obra migrante en la Unión Americana está una reforma migratoria que permita más visas agrícolas y proteja a trabajadores esenciales.
Además de la ampliación de programas como TPS para garantizar mano de obra estable y/o una mayor inversión en mecanización, aunque muchos cultivos aún requieren trabajo manual por sus propias características, es decir, necesitan mayor cuidado.
Cabe reiterar lo estrechamente ligadas y complementarias que son las economías del bloque norteamericano, en especial la mexicana con la estadounidense. Nosotros enviamos productos agrícolas esenciales como tomate, aguacate, berries, tequila, cerveza, carne de bovino, entre otros, mientras que Estados Unidos nos envía granos básicos.
Más que competir por un mercado, ambas economías se necesitan una a la otra y, al sumar a Canadá, se forma un bloque que puede contribuir a la seguridad alimentaria de la región y del planeta. Así que, más que preguntarnos, quién depende más de quién, es importante destacar los beneficios para productores y consumidores.
Por cierto, ayer inició el ICE arrestos de trabajadores agrícolas directamente en los campos de California
LUIS P. CUANALO ARAUJO
Especialistas-Empresario del sector agropecuario
Presidente del Colegio de Ingenieros Agroindustriales de México, A.C