Moody’s modificó la perspectiva del sistema bancario mexicano, pasando de positiva a negativa. La agencia argumentó que el debilitamiento de las políticas públicas y del marco institucional limita la capacidad del gobierno para respaldar al sector financiero, lo que podría afectar los resultados económicos y fiscales del país.
Además, la banca en México enfrentará un menor dinamismo económico en 2025, influenciado por una desaceleración en el crecimiento, la reducción del gasto público y modificaciones en las estructuras institucionales que podrían afectar la estabilidad financiera.
Otro factor de preocupación es la incertidumbre en torno a la relación comercial entre México y Estados Unidos. De acuerdo con Moody’s, las tensiones en este ámbito podrían impactar la dinámica macroeconómica y reducir los volúmenes de negocio de los bancos, generando mayores desafíos operativos.
“A pesar de los prudentes estándares de originación, los índices de préstamos vencidos probablemente aumentarán a medida que maduren los préstamos de consumo, en un contexto de moderación en el crecimiento de la cartera”, establece la calificadora.
Sin embargo, Moody’s destacó que las instituciones financieras aún cuentan con reservas para pérdidas crediticias y capital suficiente para absorber impactos adversos, lo que representa un punto de estabilidad en el sector.
Otro reto que enfrentará la banca mexicana es la disminución en su rentabilidad. La calificadora señaló que este fenómeno se deberá al incremento en las provisiones para riesgos crediticios y a mayores inversiones en digitalización, impulsadas por la competencia de nuevos jugadores en el mercado financiero.
Por último, Moody’s subrayó que la liquidez y el financiamiento del sector bancario seguirán respaldados por la solidez de los depósitos de clientes, lo que representa una fuente de estabilidad en medio de un panorama incierto.
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