Morelia y Mazatlán son un negocio

Lo que les duele a muchos es la desaparición de tajo la identidad de un club, la del Morelia fundado en 1950, mismo que varias veces a lo largo de su historia tuvo cambios de dueños y estrategias, y también habían ajustado su mote, pero siempre eran los del Morelia.

Duele, si duele, al aficionado de la monarquía le duele directamente. A partir del 2 de junio llegó su final, en un comunicado en redes sociales. 1950 al 2020. 70 años de vida. Dado que si fuera un ser humano estaría en a media de vida en el país. Coincidente en México, la esperanza de vida promedio para todos sus habitantes es de 76 años, de acuerdo con datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS). 73 los hombres y 79 las mujeres.

Pero bueno, no hay que asustarnos y recordemos al Morelia, del estado de Michoacán, como un club que jugó en el futbol mexicano, austero y cumplidor, no exitoso, pero no tampoco opaco, tal vez algún día regresen a la vida pambolera, todo se puede esperar en este negocio del futbol profesional.

La realidad y no podemos negarla es que el balompié de paga es un negocio, no es una causa social nada más o una acción de la madre Teresa, es un activo con erogaciones e ingresos que en la teoría debería de vivir mínimo en un balance, si es que no se tienen ganancias. Las perdidas podrán llevarte a tomar decisiones que no ha todos les gustaran.

Ahora bien, dicho lo anterior, sonora egoísta, pero esto es iniciativa privada, la franquicia tiene propietarios, un dueño y socios que pueden tomar la decisión que mejor le acomoden a su negocio, a sus intereses. Lo cual pasó y así surgen los Mazatlán Futbol Club.

El estado de Sinaloa, por la vía de los pesos y centavos, mas no por lo deportivo, logra conquistar tener un club de primera división. Apoyados por las autoridades estatales y las municipales del puerto de Mazatlán, el empresariado del Grupo Salinas busca querer estabilizar y generar negocio en este movimiento que sacudió el futbol nacional durante la pandemia del nuevo coronavirus.

No es la primera ocasión que un equipo cambia de sede o de sede e historia. Tampoco es un caso único del futbol, hasta en las ligas más rentables del deporte profesional sucede, como en la NBA los Supersónicos de Seattle se convirtieron en los Thunder de Oklahoma o el embrollo de los Avispones de Charlotte que hoy son los Pelicanos de Nuevo Orleans. En la NFL los Houston Oilers hoy son los Titanes de Tennesse. Hasta en la Liga Mexicana de Beisbol un ejemplo son la actual franquicia de los Tecolotes de los Dos Laredos que era el histórico Rojo del Aquila de Veracruz, o los Langosteros de Cancún que hoy son Tijuana, pero fueron también Puebla, Poza Rica, Córdoba y Minatitlán.

Tiempo al tiempo, la realidad es que nace una nueva historia, un nuevo equipo, una nueva afición, un nuevo aliento, un nuevo odio, un nuevo todo. Suerte a los morados de Mazatlán.