El 2 de febrero se celebra el Día de la Candelaria, una festividad de gran arraigo cultural en México. En esta fecha, además de llevar al Niño Jesús a la iglesia, es costumbre disfrutar de los tradicionales tamales, pero ¿de dónde surge esta tradición?
María Angélica Galicia, investigadora del Instituto de Investigaciones Antropológicas de la UNAM, explica que la continuidad de esta celebración se debe a su fuerte identidad cultural y a la manera en que generaciones recientes la han adoptado con un carácter festivo y emotivo.
Desde la época colonial, se produjo una fusión entre las celebraciones traídas por los españoles y los rituales mesoamericanos. En particular, esta fecha coincidía con la etapa de desgrane de la mazorca de maíz, lo que explica la presencia del tamal en la festividad.
“Algunas fiestas se empalmaron: en España era el día de llevar a la iglesia las candelas (velas), por eso se llama Día de la Candelaria, para conmemorar los 40 días del nacimiento de Jesús (...); en el caso de Mesoamérica coincidió con un ritual que se efectuaba en los cerros que, según la cosmovisión prehispánica, eran contenedores de vida y donde presuntamente se sacrificaba a niños”, comenta Galicia.
Para facilitar la evangelización, los frailes españoles permitieron a los indígenas continuar con ciertos cultos, aunque prohibieron los sacrificios humanos. "Entonces las órdenes religiosas empezaron a buscar concordancias con el festejo de algún santo católico con la veneración a los dioses mesoamericanos (...); así se forjó el sincretismo de esta fiesta", explica la investigadora.
La relación entre los tamales y el Día de la Candelaria se vincula con la tradición de la Rosca de Reyes. La doctora Galicia señala que la rosca simbolizaba la corona de los Reyes Magos, y en su interior se escondía una figura del Niño Jesús. Quienes encontraban esta figura asumían la responsabilidad de organizar la celebración del 2 de febrero y ofrecer tamales.
El tamal, al ser un platillo ampliamente difundido en la gastronomía mesoamericana y vinculado al ciclo del maíz, se convirtió en la comida central de esta festividad. “Si estoy dejando que los indígenas veneren a los santos, dijo el misionero franciscano Motolinia (1482-1569), con todos los mimos y gracias, pues que se incluya a la comida, ¿qué comida hay?, tamales”, refiere la experta.
Más allá de su significado religioso, el Día de la Candelaria es una celebración que genera un importante impacto económico en México. La Confederación Nacional de Cámaras de Comercio, Servicios y Turismo estima que este 2 de febrero dejará una derrama económica superior a los 1,500 millones de pesos, derivada del consumo de tamales, atole y la compra de vestimenta para el Niño Jesús.
Según datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), en 2023 había más de 13 mil negocios registrados dedicados a la producción y venta de tamales, reflejando un crecimiento significativo respecto a los 7,224 expendios registrados en 2017.
El Día de la Candelaria continúa vigente no solo por su trasfondo religioso, sino porque ha evolucionado en una festividad que une tradición, gastronomía y convivencia familiar.