Pijamada y desfiguros en el Senado

El periodo ordinario de sesiones en la Cámara de Senadores terminó en una accidentada sesión en la sede alterna, entre el agandalle de Morena y una pijamada de la oposición. El país merece senadoras y senadores con más temple, más liderazgo, más personalidad, particularmente con mayor responsabilidad y respeto al alto papel que representan. Pero no, de eso no hay, ni en la bancada de Morena, ni en la oposición.

Lo que mal empieza, mal acaba. El actual año legislativo en el Senado inició con una maniobra que impuso en la presidencia de la Mesa Directiva a Alejandro Armenta. Siguió el incumplimiento de acuerdos y el agandalle en varios nombramientos. La violencia verbal fue en aumento. Lo que ocurrió con los nombramientos de comisionados del INAI fue la gota que derramó el vaso. Primero explotó en la accidentada entrega de la Medalla Belisario Domínguez; después en la toma de tribuna, la pijamada legislativa y la accidentada aprobación de las reformas que le importaban al Presidente.

La dispensa de trámites para someter a la votación una iniciativa está incluida en la Ley Orgánica del Congreso de la Unión y en los reglamentos de la Cámara de Diputados y del Senado. Se pensó para situaciones de auténtica emergencia o interés nacional. En la práctica parlamentaria es un recurso de la mayoría para aprobar la reformas de interés del gobierno en turno. Así lo hizo el PRI y el PAN en su momento. Así lo hace Morena.

La dispensa de trámite es legal en términos jurídicos, pero cuestionable en términos políticos, porque cancela la discusión y el análisis de cambios importantes. Hay de formas a formas de aplicar la dispensa de trámites. Una forma, la que utilizó Ignacio Mier en la Cámara de Diputados, que en una de las sesiones más largas que se recuerde, se le dispensaron trámites a seis paquetes de reformas, la oposición expresó sus críticas desde la tribuna y votaron en contra. La otra forma, la que Ricardo Monreal accidentadamente sacó adelante, previa intervención directa de AMLO y las corcholatas presidenciales.

Como ha ocurrido en este sexenio, las reformas aprobadas este fin de semana serán impugnadas por la oposición ante la Suprema Corte de Justicia de la Nación. Algunos cambios caerán, otros permanecerán. Esa es la historia de las dos últimas legislaturas.

Desde 1988 sigo la vida legislativa. Se ha visto de todo, desde gritos y sombrerazos; hasta excelentes batallas oratorias. Pero en pocas ocasiones he visto escenas tan patéticas como las protagonizadas por senadores y senadoras de Morena, PRI, PAN y otros de la oposición. La ciudadanía que elegimos a estos representantes con nuestro voto merecemos respeto. Eso pienso yo ¿usted qué opina? La política es de bronce.