A mi madre, que se fue hace una semana, lectora fiel de Pablo Neruda.
Las más de cien cartas, escritas entre 1921 y 1929, que le escribió Pablo Neruda al gran amor de su juventud Albertina Azócar Soto, a quien esperó pacientemente en diversos lugares del mundo para que algún día se reuniera con él, son el mejor testimonio de que ella estuvo siempre presente en su creación poética, especialmente en Veinte poemas de amor y una canción desesperada, y en Residencia en la tierra.
Carta 33
Tu hermosa carta color lila merece esta tinta color ala de caturra. Para cumplir contigo te contesto ahora mismo, de día. Con esta luz tan blanca del día no se me ocurre nada digno de Arabella. Por lo demás quisiera hablarte en besos. Así lograría decirte mi necesidad de ti, mi sed de ti. Este deseo de tenerte a mi lado, ahora mismo, o cuando ando –en las tardes– por el pueblo tan definitivamente triste.
Estudias? Yo nada. Estoy arreglando los originales de mi libro Veinte poemas de amor y una canción desesperada. Hay allí muchas cosas para mi Pequeña lejana.
Háblame de tu vida, en el pueblo.
¿Me recuerdas, mala pécora? Yo sí. También he soñado contigo, sueños vagos y turbios. A veces, andando, siento como que he olvidado alguna cosa, que me falta algo. Ese algo eres tú. Tú, Arabella, mentirosa, dulce y querida.
Un beso eterno de tu
Pablo
Carta 91
Me contarás largamente lo que has hecho y lo que haces, y si tienes dolores, y qué piensas. Ya llegarás hoy, mientras te escribo, es Martes en la mañana y ya habrás llegado a tu casa. He pasado estos tres días leyendo y fumando, mientras tenga libros que leer y tabaco no me aburriré.
Pienso estar solo todo el mes aquí.
Ahora te copio unos versos.
| Al lado de mí mismo, señorita enamorada quien sino tú como el alambre ebrio es una canción sin título?
Ah triste mía, la sonrisa se extiende como una mariposa en tu rostro y por ti mi hermana no viste de negro Yo soy el que deshoja nombres y altas constelaciones de rocío en la noche de paredes azules, alta sobre tu frente, para alabarte a ti palabra de alas puras el que rompió su suerte, siempre, donde no estuvo.
Por ejemplo, es la noche rodando entre cruces de plata que fue tu primer beso, para qué recordarlo yo te puse extendida delante del silencio tierra mía los pájaros de mi sed te protegen y te beso la boca mojada de crepúsculo.
Es más allá, más alto. Para significarte amaina una espiga. Corazón distraído, torcido hacia una llaga, Atajas el color de la noche y libertas a los prisioneros Ah para qué alargaron la tierra Del lado en que te miro y no estás, niña mía, entre sombra y sombra destino de naufragio nada tengo ah soledad Sin embargo, eres la luz distante que madura las frutas y moriremos juntos. Pensar que estás ahí, navío blanco,
listo para la gran partida, y que tenemos juntas las manos en la proa. |
Me he tomado el insoportable trabajo de copiarte esto de mi próximo libro para saber si te interesa algo lo que escribo para ti. Tú me das una sensación de indiferencia que me abre la curiosidad.
Espero que esta carta no se pierda, tienes otra dirección más segura? Enfermita saldrás a buscar al correo estas palabras sin importancia? Escríbeme con tu generosidad y recibe besos para mucho tiempo. Tu
Pablo
Carta 103
Pablo Neruda
Colombo, diciembre 18, 1929, Ceylon
Albertina querida, hace dos horas he recibido tu carta y me entero de tu problema en la Universidad […].
Una vez que estés conmigo todo irá bien.
Además si te fueras a Chile de una u otra manera, yo no podría prometerte nada. En una carta que te escribí anoche y que irá por el correo ordinario, te hablo de esto, y tú me comprendes. Estoy fatigado de vivir solo, y si esta vez desapareces no volveré a verte nunca. De esto puedes estar segura. Las distancias y el tiempo cuentan para algo en esta vida. Mi casa te gustará mucho. Es pequeña, y está casi sobre el mar, y el fresco olor del mar la llena.
Espero, mi novia, que harás lo que tu corazón te mande […]
Un nuevo libro mío saldrá en España pronto [Residencia en la tierra]: hay allí muchas cosas para ti:
| 1 En el fondo del mar profundo 2 en la noche de largas listas, 3 como un caballo cruza corriendo 4 tu callado callado nombre |
Habrás notado que mis versos seguían siendo para ti? Excepto algunos. Los mejores son tuyos.
Es verdad que aún me quieres? Sientes las caricias que van a recibirte? Te sientes desnuda en mis brazos?
Vida mía! Verdad que nos hemos amado, querido, adorado, como nadie?
Verdad que nuestro amor ha sido grande? Me quieres? Yo pienso en ti, con tanta pasión, casi con dolor! Y me parece que es la primera vez que te confieso que te he querido tanto.
Pero tú lo sabías ya,
Te beso toda entera
P.
Contéstame cada pregunta, y no olvides decirme que me quieres si eso es verdad.
Hace tiempo llamé a un fakir y entre otras cosas –que no te diré– me dijo que podía adivinar el nombre de la que yo quería y a mí me quería.
Y en ese trozo de papel escribió el querido nombre.
Fuente: Cartas de amor de Pablo Neruda, recopilación, introducción y epílogo de Sergio Fernández Larraín, Editorial Tucumán, 1975.