Por Redacción
La ley seca impuesta por las autoridades sanitarias antes, durante y después de la vacunación contra el Covid-19 ha irritado a los rusos en vísperas de las fiestas de Año Nuevo, tradicionalmente bañadas con vodka y champán.
"Por eso, ni antes, ni después, ni durante. Simplemente, nunca y en ningún caso", dijo Anna Popova, jefa sanitaria rusa, sobre el consumo de alcohol para los interesados en vacunarse.
Primero las autoridades hablaron de 42 días de abstinencia, es decir, tres semanas entre cada dosis de la vacuna Sputnik V y otras tres semanas después de la segunda inyección. Pero Popova incrementó esta semana ese plazo a los 56 días, aduciendo que son necesarias, "como mínimo", dos semanas de preparación del organismo antes del impacto de la vacuna.
La medida va en línea con los hábitos sanos que promueve desde hace años el presidente ruso, Vladímir Putin, un gran aficionado al deporte que apenas consume alcohol en público.
La noticia coincidió con el inicio el pasado sábado de la campaña de vacunación contra el Covid-19 en Moscú y en vísperas del comienzo de la inoculación "a gran escala" de la Sputnik V en todo el país ordenada por Putin, que comenzará a finales de esta semana, inicialmente entre sanitarios y profesores.
Y, además, choca con la creencia tradicional de una mayoría de rusos, según las encuestas, sobre que el consumo de alcohol, en general, y de vodka, en particular, refuerza el sistema inmunológico.
Las autoridades de varias regiones ya intentaron en vano introducir una ley seca en pleno confinamiento al comienzo de la pandemia en abril.
Aunque la vacunación es voluntaria y gratuita para los rusos, las redes sociales ardieron, primero con los 42 días y después con el mes y medio de abstinencia forzosa.
"Jesucristo sólo ayunó durante 40 días y aquí son 42", comentó uno de los múltiples usuarios que se pronunciaron en las redes.
Algunos consideran imposible cumplir con la recomendación sanitaria, y se preguntan si los únicos segmentos de la población que recibirán la vacuna son los niños y los ancianos, los que menos beben.
"Resumiendo, la mitad del país no es apta para la vacunación", indicó otro internauta.
Algunos encontraron signos de "rusofobia" en el hecho de que esta medida se haya anunciado justo antes de las fiestas navideñas, cuando el consumo de alcohol se dispara en los hogares rusos, y otros dudaron de que la vacuna sea segura y voluntaria para los empleados públicos o militares.