Israel lanzó una ofensiva militar a gran escala contra Irán la madrugada del viernes, con el objetivo de frenar su programa nuclear, lo que desató una rápida escalada de tensiones en la región. La operación, denominada León Naciente, incluyó bombardeos aéreos sobre instalaciones nucleares y ataques selectivos en Teherán para neutralizar al liderazgo militar del régimen.
El ataque, considerado el más amplio en territorio iraní desde la guerra con Irak en los años ochenta, tuvo como objetivo principal la planta de enriquecimiento de uranio en Natanz. La Agencia Internacional de Energía Atómica (OIEA) confirmó que el sitio fue alcanzado, aunque no reportó aumentos en los niveles de radiación. Otros complejos nucleares como Isfahán, Fordow y Bushehr no resultaron dañados, según la agencia.
El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, declaró que la ofensiva continuará “el tiempo que sea necesario” para eliminar lo que calificó como una amenaza existencial. Afirmó que Irán ha producido suficiente uranio altamente enriquecido como para fabricar hasta nueve armas nucleares en un corto periodo de tiempo.
Además de las instalaciones nucleares, Israel reportó haber destruido lanzadores de misiles y arsenales militares. Altos mandos iraníes, como el jefe del Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica (IRGC), Hossein Salami, y el general Mohammad Bagheri, jefe del Estado Mayor de las Fuerzas Armadas, figuran entre los muertos en los ataques.
Poco después de los primeros bombardeos, Irán lanzó más de un centenar de drones hacia Israel. La mayoría fueron interceptados, pero horas más tarde el gobierno iraní informó que había disparado “cientos de misiles balísticos” contra territorio israelí, marcando el inicio de lo que llamó su “respuesta aplastante”. Las explosiones se sintieron en varias ciudades, incluyendo Tel Aviv y Jerusalén.
El presidente iraní, Masoud Pezeshkian, llamó a la unidad nacional frente al ataque y aseguró que Irán responderá con firmeza. Mientras tanto, el conflicto genera preocupación internacional por una posible expansión del conflicto en Medio Oriente.
Estados Unidos confirmó que fue notificado previamente del ataque israelí, pero aclaró que no participó en la operación. El presidente Donald Trump sostuvo conversaciones con Netanyahu tras la ofensiva y expresó su respaldo, aunque reiteró que Washington prioriza la protección de su personal en la región.
El gobierno estadounidense ha buscado reactivar las negociaciones nucleares con Irán, aunque Trump advirtió que si Teherán no acepta un nuevo acuerdo pronto, “no quedará nada que negociar”.
Esta escalada se produce en el contexto del fracaso del Plan de Acción Integral Conjunto (JCPOA), el acuerdo nuclear firmado en 2015 y del cual Estados Unidos se retiró en 2018. La situación actual refleja el deterioro de las vías diplomáticas y el retorno a una peligrosa confrontación directa entre Israel e Irán.