Nación
MARÍA CABADAS
Más que una institución para la formación de cuadros, analistas políticos aseguran que la escuela en línea Carlos Ometochtzin es de adoctrinamiento de militantes y de simpatizantes para garantizar el triunfo de comicios y hacer frente a las críticas que reciba el sexenio del Presidente electo, Andrés Manuel López Obrador.
“Todas las fuerzas partidistas cuentan con un organismo propio para formar a sus propios cuadros, como el PRI, el PAN y otros. Pero en el caso de Morena es evidente el adoctrinamiento para las fallas que pudiera cometer el Gobierno entrante y para conservar el poder”, dijo Juan Ignacio Zavala, consultor político especialista en comunicación.
Gustavo López Montiel, académico del área de Ciencias Sociales y Gobierno del Tecnológico de Monterrey, señala que los cursos que imparte la escuela Carlos Ometochtzin, en la que participan Héctor Díaz Polanco, John M. Ackerman, Juan Manuel Contreras y Enrique Dussel, entre otros, “tienen un corte nacionalista, estatista”.
El plantel en línea depende del Instituto de Formación Política —creado apenas en septiembre pasado— y está encabezado por Rafael Barajas, El Fisgón, y por el escritor Paco Ignacio Taibo II, responsable del Aparato de Propaganda; el escritor articulista Pedro Miguel y el propio Ackerman, quien es académico de la UNAM.
Según la presidenta de Morena, Yeidkol Polevnsky, esta institución es financiada con 50 por ciento de las prerrogativas que recibe Morena por parte del Instituto Nacional Electoral, que tan sólo este año sumaron 649 millones de pesos. Ackerman, quien imparte el taller Morena y la cuarta República, dice en unos de estos cursos, difundido hace un mes, que cuando en las redes sociales se compara a López Obrador con Emiliano Zapata, con Francisco I. Madero, con Gandhi, “la gente se enoja mucho, se indigna, se burla. Pero es un estratega, un hombre honesto”. “(López Obrador) siempre ha actuado con la ley en la mano. Se le acusa porque es alguien que confronta y cuestiona la ilegalidad. Todas sus acciones siempre han sido a favor de la legalidad, así como era Lázaro Cárdenas”, indica.
Para Zavala, “no se me hace normal este tipo de ideologización por su radicalidad y cuando en una escuela se tiene a un John Ackerman, nada bueno puede salir de ahí. Pero lo más preocupante es que la oposición siga estática. Cuando no existe resistencia, es cuando suceden las cosas”.
López Montiel señala que la escuela no sólo es utilizada para la construcción de cuadros políticos, sino para reforzar una ideología y “coptar más conciencias a través del adoctrinamiento”.
“Todo esto por supuesto que tiene propósitos muy claros: construir un bloque de defensa de posibles fallas del próximo Presidente y garantizar el triunfo contundente de próximas elecciones”, asegura el académico.