Al personal de enfermería en su día
A mis alumnos de enfermería
La especialización, no cabe duda, es uno de los más importantes recursos que cualquier profesionista puede tener, siendo una mezcla de técnica (saberes heredados con un fundamento científico) y experiencia personal, que suman un activo intangible en el individuo, aportando a él y a su sociedad un beneficio que, bien usada esa acumulación de capital, genera prudencia, saber y, sobre todo, salva vidas.
La enfermería es una de esas profesiones que, dada su gran responsabilidad de entrar en un contacto directo con el ser humano (en su corporalidad y en su ánimo), seguramente la coloca en uno de los más íntimos y sensibles momentos en que una persona puede llegar a tener hacia otro ser humano, exigiendo además de las evidentes capacidades técnicas, un desarrollo de facultades empáticas que en muchos casos no podemos calificar sino como heroicas. El heroísmo, cualidad de exigencia consigo mismo cuando los contextos pueden ser muy violentos (como una guerra o una catástrofe natural o humana) donde la participación del contingente sanitario es vital, como lo constatamos en este heroico papel que ha tenido que asumir todo el personal con la pandemia que vivimos, mientras se les despojaba de insumos necesarios para el desempeño de su actividad.
Los momentos críticos hacen comprender a la sociedad y a su patrimonio histórico, la valía de personas concretas y de profesiones. La enfermería sin duda ha demostrado en cada miembro de su gremio, encabezando la primera línea de fuego en medio de esta tragedia, un papel que quedará en la memoria, y que sin duda es plenamente digno con el protagonismo que esta profesión ha tenido desde su conformación ya como una actividad especializada, y plenamente científica, ya avanzado el siglo diecinueve. Tantas guerras, catástrofes y amenazas han sido confrontadas cara a cara por una profesión que convive con el sufrimiento de la enfermedad, y con lo magnífico de la salud a la que paradójicamente tendemos a valorar, cuando la hemos perdido (o no nacimos con ella).
El heroísmo de la enfermería abona a su historia con hechos sorprendentes. Reconocerla es un hecho de justicia que debe de impactar en su salario, tan castigado por esa nefasta heredad de un neoliberalismo que creó la narrativa de que nuestro mayor activo en el mundo, son nuestros salarios estancados, y no la brillantez, la entrega y el esfuerzo de una sociedad, que tiene en el personal sanitario (que por ser su día, resalto su protagonismo innegable) a uno de nuestros mayores orgullos. A todos ellos, gracias.