“Porque la política es acción y acuerdo”, Leonardo Morlino
Seguramente Daniel Innerarity no se equivocaba cuando señalaba que “la política consiste en hacer lo posible en un contexto dado y no en un contexto cualquiera. Tanto para las coyunturas favorables como para las adversas, quien lidera asume la responsabilidad”. Quedaron atrás los tiempos donde la imposición era la constante para dar estabilidad a un régimen; hoy no hay cabida tampoco para lenguajes verticales ni la subordinación ante los que profanan sistemáticamente el pacto constitucional. Estamos ante un escenario que implica una corresponsabilidad para coronar esfuerzos en aras de un mejor lugar donde vivir. Gran reto.
Lo anterior viene a colación por la segunda vuelta electoral que se disputan el dueto compuesto por Marine Le Pen y Emmanuel Macrón en Francia. En un ambiente enrarecido por políticas impopulares, que han provocado indignación al interior de las comunidades galas. Por mencionar unos ejemplos: a) las pensiones y el aumento en la edad de jubilación, b) los movimientos migratorios (de todos aquellos expulsados por la guerra en Ucrania) y c) el brindar estabilidad económica para construir la confianza en ambientes inestables de contrastes y transgresiones globales.
Existe una sospecha que, frente a la perturbación social; los 289 escaños que se requieren para que el presidente galo pueda construir su agenda política, se complicarán. Macrón tendrá la necesidad de tejer alianzas (sistemáticamente) con otros diputados (opositores) a fin de darle estabilidad en el mandato. El lobbying llegará para quedarse en este quinquenio.
Ahora bien, otro escenario que no se puede dejar de lado es que, la figura de Jean-Luc Mélechon que, quedó en tercer lugar con 7.7 millones de votos y a 400 mil votos para pasar a la segunda vuelta, se afianzó como el gran hombre de las izquierdas y va “a jugar” el rol del más férreo opositor en un escenario que se mueve entre desacuerdos y lenguajes de animadversión. Desde esta perspectiva se podría intuir que el nombre del juego político se llamará “cohabitación” y que exigirá al inquilino del Palacio del Eliseo una narrativa que no agudice lo imperfecto del tejido social.
Si la política es combate entre opositores, el anhelo sería llegar a consensos desde las diferencias, ya que las agendas que se construyan deberán tener parámetros en el que se exija la verdad en defensa de las poblaciones y territorios vulnerables, así como también diseñar una villa política que con criterios de bienestar. Gran responsabilidad del nuevo gobierno para tomar las riendas en una lógica de correlación de fuerzas para dar sentido al carrusel de promesas que lo llevó a ganar las elecciones.
La decepción de nuestra democracia radica en la incompetencia de llegar a acuerdos o también porque apunta a ideales inalcanzables, de cualquier forma, no se olvide que los políticos se deben al pueblo y las mejores decisiones se dan en el compromiso de acción con réplica. Mientras se dan los resultados: ¿Vive la France?
Magdiel Gómez Muñiz Colaborador de Integridad Ciudadana, Coordinador del Doctorado en Ciencia Política del Centro Universitario de la Ciénega - UDG. Profesor Investigador de Tiempo Completo de la Universidad de Guadalajara @magdielgmg @Integridad_AC