Por Óscar Roa
La avenida 20 de noviembre en el Centro Histórico de la Ciudad de México es, sin duda, una de las más majestuosas de nuestra urbe al ser la entrada a la Catedral Metropolitana.
A pesar de hoy ser una avenida bastante transitada por los vehículos que van de la zona sur al centro de la ciudad, no siempre tuvo esa forma ni amplitud, esta fue resultado de un gran proyecto de planeación urbana para conmemorar el vigésimo sexto aniversario de la Revolución mexicana, es decir, la avenida se conformó en lo que es hoy en día en una obra pública durante el año de 1936.
Sin embargo, lo que representó el proyecto, significó el fin de muchas edificaciones de valor histórico por su arquitectura colonial, entre ellas se encontraban: el Templo de San Bernardo, el cual fue movido piedra por piedra para formar la actual esquina de 20 de noviembre con Venustiano Carranza; el Portal de las Flores y el antiguo callejón de San Bernardo, estos no corrieron con la misma suerte y desaparecieron a consecuencia de la modernización de la época.
A pesar de estas modificaciones, la avenida sigue teniendo un encanto particular, pues se puede apreciar el valor histórico de los edificios coloniales a sus costados, así como la esencia comercial que representa el Centro Histórico.
Imagen: Tiwtter @Centro_CDMX