Derivado de una supuesta investigación hacia Azucena Cisneros, diputada local del Estado de México, en la que se le vincula con el líder de la organización delictiva de “La Chokiza”, Alejandro Gilmare “N”, la morenista se muestra dispuesta a esclarecer los hechos y más porque es la oportunidad de limpiar su nombre ante la “guerra sucia” que se ha desatado no sólo en su contra, sino contra la propia candidata presidencial, Claudia Sheinbaum y el primer mandatario, Andrés Manuel López Obrador.
Se trata de un hecho que busca generar escándalo, pero que es bien visto porque al no tener relación alguna, es la oportunidad para que pueda limpiar su nombre.
Llama la atención que ahora que están por definirse las candidaturas a las alcaldías mexiquenses salga esta información, sobre todo cuando la diputada busca ser la candidata a Ecatepec, uno de los municipios más importantes, por lo que no es coincidencia que se busque afectar a esta política mexiquense.
Cabe recordar que este tipo de estrategias derivan de las malas prácticas del pasado, o aquellas que no concuerdan con los principios básicos de la 4T, por lo que buscan llevar a Azucena Cisneros al terrero que bien conocen, el de la descalificación y nexos con la delincuencia.
La morenista ve esto como una buena oportunidad de limpiar su nombre, al tiempo de evidenciar que se trata de una estrategia de aquellos que quieren seguir teniendo en mal estado al municipio de Ecatepec, puesto que es muy fácil iniciar carpetas de investigación y hacer un espectáculo, sin siquiera esperar los resultados de la misma.
Evidentemente al existir una denuncia o carpeta, se maximiza el hecho y afecta pública y políticamente al afectado, pero Azucena se muestra confiada porque como bien lo dijo el presidente, se trata de un síntoma de desesperación ante la creciente ola morenista en el Estado de México.
Hasta el día de ayer López Obrador mencionó que la "Guerra sucia está en su apogeo”, pero señaló que no es nada excepcional o inédito, pues siempre que hay elecciones existe ese “ambiente crispado”. Y señaló que “ni modo que nos extrañe, si la hemos padecido, fuimos víctimas de la guerra sucia y es lo que saben hacer los conservadores”.
Incluso, comentó, en ese contexto, que en política “no se debe hacer el ridículo” ni “comer sapos”, y afirmó que la política es un imperativo ético y no se trata de triunfar a toda costa sin escrúpulos morales, ni de llegar a algún cargo “dejando trozos de dignidad en el camino”.