Las autoridades brasileñas planean hundir un antiguo portaaviones francés que estaba fuera de servicio y deambuló durante meses en el Atlántico, una
decisión criticada por organizaciones ambientales que afirman que la
embarcación está llena de materiales tóxicos.
La decisión es polémica: la vieja embarcación de 266 metros de eslora, descrita como "un paquete tóxico de 30,000 toneladas" por la organización francesa Robin des Bois, está llena de amianto, pinturas y otros desechos tóxicos, según varias ONG.
Pero la Marina y el Ministerio de Defensa de Brasil anunciaron que no había otra opción debido a su mal estado y tras no haber encontrado un puerto que lo recibiera. De lo contrario, "un hundimiento espontáneo" del casco era inevitable, señalaron.
"Ante el riesgo que implica el remolque y en virtud del deterioro de las condiciones de flotabilidad (...) el único proceder posible es abandonar el casco mediante un hundimiento planeado y controlado", explicaron en un comunicado.
Una zona ubicada a unos 350 km de las costas brasileñas, de 5,000 metros de profundidad, fue considerada "la más segura" para la operación, según el documento.
Hace dos semanas, la Armada brasileña había anunciado que estaba amarrando el antiguo navío en el Atlántico. Y había aclarado que, dado su estado de degradación y "el alto riesgo" que representa para el medioambiente, no autorizaría su regreso a un puerto ni a aguas territoriales de Brasil.
Varias ONG habían entonces expresado su temor de que Brasil cometiera "un gran crimen ambiental en el mar".
El director de Basel Action Network (BAN), Jim Puckett, acusó a la Marina brasileña de "negligencia grave".
"Si botan esa embarcación tóxica en el océano Atlántico, violarán sin ninguna buena razón tres tratados internacionales sobre medioambiente", afirmó en un comunicado.