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Corte nueva: estructuras viejas

Corte nueva: estructuras viejas

Columnas martes 24 de junio de 2025 -

En la elección judicial el pueblo no solo votó por nuevos ministros, sino por una nueva forma de hacer justicia. Por eso, cuando tomen protesta los nueve ministros de la Corte, no bastará con cambiar las togas: hay que renovar la estructura. La SCJN sigue llena de mandos medios y superiores formados al amparo del viejo régimen: secretarios de estudio y cuenta, coordinadores, directores generales y directores de área, que fueron colocados por ministros que hoy se van. Reproducen favoritismos, replican inercias, y operan al margen del mandato popular. Si esa estructura sobrevive, ¿de qué habrá servido la elección?

La ley permite que las y los ministros nombren personal de confianza en áreas estratégicas. Es momento de usar ese margen legal, para refundar. Que cada uno de los nueve nuevos ministros traiga a su propio equipo, con perfiles honestos, capaces, y, sobre todo, con afinidad ideológica al nuevo proyecto de justicia social. Así lo hacen el Poder Ejecutivo y el Poder Legislativo.

Nuevos cuadros implican una curva de aprendizaje, pero ya basta de usar eso como pretexto para mantener a los mismos sabiondos de escritorio; la Corte necesita servidores públicos con vocación social, que entiendan la justicia no como un trámite, sino como una urgencia del pueblo. Si la experiencia no se traduce en justicia cotidiana, ¿de qué sirve?

Durante las campañas, las y los candidatos a ministros recorrieron foros, hablaron con colectivos, escucharon a víctimas, hicieron compromisos. Acordaron con liderazgos legítimos. Eso se llama política. Y si esos liderazgos hoy exigen ser parte del nuevo poder judicial, tienen todo el derecho. ¿O vamos a repetir la historia de los que ganan con el pueblo, pero gobiernan con los mismos de siempre?

Por eso urge un acuerdo entre los nueve ministros. No para repartirse el pastel, sino para compartir la responsabilidad de reconstruir. Que cada uno proponga a su equipo. Que se distribuyan de manera equitativa los espacios de confianza. Que nadie controle todo, que todos tengan margen para construir. Un consenso justo y abierto no debilita la legitimidad de la Corte: la fortalece. Y permitiría asegurar que la estructura institucional refleje la pluralidad y la causa común que los llevó al cargo.

Ese consenso, además, no puede improvisarse. Debe trabajarse desde ahora, antes de que tomen protesta. Porque si esperan al nombramiento formal para empezar a armar sus equipos, las inercias internas —que nunca descansan— pueden ganarles el paso. Y peor aún: pueden terminar durmiendo con el enemigo, rodeados de operadores del viejo régimen que conocen cada rincón de la Corte, y que saben cómo frenar cualquier intento de transformación desde adentro.

La nueva estructura debe llegar junto con los nuevos ministros. Debe estar lista, organizada, y respaldada por un pacto político claro entre los nueve. Solo así se evitará que el nuevo poder judicial quede atrapado en la telaraña de quienes, desde el escritorio, aún obedecen a intereses ajenos al pueblo. La justicia no puede esperar seis meses de transición burocrática; necesita decisión desde el primer día.

Los enemigos de la transformación van a gritar “reparto de cuotas”, “politización”, “amiguismo”. Déjenlos gritar. Lo que de verdad los asusta es perder el control de una maquinaria que les ha servido para frenar reformas, blindar privilegios y garantizar impunidad.

Lo que viene es una refundación. Y como toda refundación, dolerá. Pero si la nueva Corte no se sacude desde adentro, el cambio será solo anécdota.

ENTRE GITANOS

INCLUSIÓN, PRIVILEGIOS Y EL MUNDIAL

En los pasillos de la 4T, liderazgos sociales que empujaron las campañas de la jefa de Gobierno, Clara Brugada y de la presidenta, Claudia Sheinbaum, empiezan a levantar la ceja: ni un guiño, ni una llamada. ¿Y la inclusión, amá?
En el ámbito federal, algunos funcionarios ya se instalan cómodamente en la lógica de siempre: lejos del territorio, cerca del privilegio.

Y en la CDMX, el Mundial 2026 se anuncia con luces, obras y espectáculos, pero poco se sabe decontratos, licitaciones y beneficiarios. No hay gol olímpico sin rendición de cuentas.

*Especialista en Ciencia Política y Gobierno.
avilezraul@hotmail.com


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/CR

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