CONTINÚA LA AGRESIÓN CONTRA AZERBAIYÁN

Columnas martes 11 de agosto de 2020 -

En primer lugar, con respecto al conflicto de Nagorno Karabaj entre Armenia y Azerbaiyán cabe subrayar que la mayor amenaza a la paz y seguridad en la región es la ocupación del 20% territorio soberano de Azerbaiyán por parte de Armenia (la región de Nagorno Karabaj y 7 distritos adyacentes). En los territorios ocupados Armenia cometió la limpieza étnica contra 800 mil azerbaiyanos y los expulsó de sus tierras de origen. Este proceso fue acompañado con graves crímenes de lesa humanidad, entre ellos el genocidio de Jodyalí, hecho resaltado por Human Rights Watch como la masacre más sangrienta cometida en el transcurso del conflicto.

La comunidad internacional, incluyendo México, reconoce la integridad territorial de Azerbaiyán. En ese contexto, las 4 resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU, así como otros documentos de numerosos organismos internacionales, entre ellos la OSCE, el Consejo de Europa, el Parlamento Europeo u otros, exigen la liberación inmediata de todos los territorios ocupados de Azerbaiyán y el retorno de los desplazados internos a sus hogares.

Sin embargo, hace 30 años Armenia sigue ignorando esas decisiones y actualmente su administración explícitamente sabotea las negociaciones, un hecho que se manifiesta en las repetidas declaraciones del mismo primer ministro de Armenia.

En este sentido, los ataques efectuados por las fuerzas armadas de Armenia a partir de 12 de julio contra las posiciones del ejército de Azerbaiyán y los habitantes civiles en el distrito de Tovuz de la frontera estatal, un acto que dejó 11 militares azerbaiyanos y un civil muerto, es la aparente continuación de esa estrategia de sabotaje. No cabe duda que esa provocación fue iniciada deliberadamente, con una preparación anticipada, puesto que no es la primera vez que Armenia organiza tales provocaciones, tanto en la línea de contacto de las tropas, como en la frontera estatal.

El objetivo principal de Armenia en realizar esa provocación es desviar la atención de la comunidad mundial de su política de agresión, ocupación y los crímenes perpetrados. Por otro lado, además de sabotear el proceso de negociaciones, intenta a involucrar a terceras partes en su política insidiosa. Por último, es un acto dirigido a la audiencia interna por la grave situación económico-social y política que prevalece en Armenia.

La elección de Tovuz para realizar el ataque militar demuestra los objetivos amenazantes que mantiene Armenia hacia los proyectos regionales de inmensa importancia, tales como oleoducto BTC, ferrocarril BTK y etc. Esto constituye un desafío directo a la estabilidad energética y bienestar de toda la región. Al mismo tiempo, Armenia desde hace años amenaza con explotar a la presa de Mingachevir, el embalse más grande de la región, poniendo en peligro la vida de cientos de miles azerbaiyanos. La parte armenia provocó también incendios forestales en los territorios ocupados, un hecho documentado por la UNEP.

El pueblo azerbaiyano demanda al gobierno de Azerbaiyán y a la comunidad internacional el término de la ocupación, la implementación de sus derechos fundamentales, el retorno a sus casas y de esa manera, restablecimiento de la seguridad y paz en la región. Azerbaiyán siempre fue reconocido como un lugar de coexistencia fraterna de todos las culturas y confesiones, calificado por el mismo Papa Francisco como un ejemplo para todo el mundo.

Hace casi 30 años que continúa esa agresión contra Azerbaiyán y ha llegado ya la hora para que la comunidad internacional alce firmemente su voz y exija de una manera decisiva la liberación de los territorios azerbaiyanos.