Conoce la controvertida historia de Gregorio Cárdenas Hernández: de estrangulador a ejemplo social

Gregorio Cárdenas Hernández, conocido como "El Estrangulador de Tacuba", es uno de los nombres más infames en la historia criminal de la Ciudad de México. Responsable de una serie de feminicidios que aterrorizaron la capital, su vida y legado tomaron un giro inesperado y polémico, trascendiendo sus crímenes debido a un controvertido reconocimiento social.

Nacido en 1915, Cárdenas sufrió encefalitis en su niñez, lo que le provocó un daño neurológico y un comportamiento anormal desde temprana edad. A pesar de sus brutales crímenes, que le llevaron a prisión, su paso por el penal de Lecumberri marcó un sorprendente punto de inflexión en su vida. Durante su encarcelamiento, estudió derecho, se dedicó a la pintura y dirigió una revista, actividades que eventualmente le dieron un reconocimiento social insospechado.

En 1976, el presidente Luis Echeverría Álvarez le concedió un indulto, y Cárdenas fue liberado. Su reintegración a la sociedad fue tan notable que fue invitado a la Cámara de Diputados, donde algunos políticos propusieron erigir una estatua en su honor, considerándolo “un ejemplo para la sociedad mexicana”.

La transformación de Cárdenas culminó en 1982, cuando obtuvo su título en derecho de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) con una tesis titulada "Insuficiencia de nuestra legislación en la inimputabilidad por ausencia o disminución de capacidad mental". Su tesis reflejaba una profunda reflexión sobre la legislación y la salud mental, áreas que él conocía de primera mano.

Gregorio Cárdenas Hernández falleció el 2 de agosto de 1999 a los 84 años, dejando tras de sí una historia que sigue siendo objeto de debate y controversia. La propuesta de rendirle homenaje con una escultura generó críticas y abrió un debate sobre la redención y la memoria histórica, confrontando a la sociedad mexicana con preguntas difíciles sobre el perdón y la justicia.