Un empresario de la región de Campania, Italia, realizó excavaciones no autorizadas en el centro de Nápoles y, a una profundidad de ocho metros, encontró una iglesia medieval hasta entonces desconocida.
El terreno, bajo su control, fue intervenido por los Carabineros, quienes detuvieron las actividades de excavación y confiscaron la zona. De acuerdo con la agencia, la iglesia, que data del siglo XI, fue un hallazgo inesperado.
Durante el proceso de excavación, emergió un ábside semicircular adornado con frescos en notable estado de conservación, que representan a un Cristo entronizado. Aunque la imagen está parcialmente dañada, se pueden observar ornamentos en su parte inferior, así como una inscripción que todavía no ha sido completamente descifrada.
Adicionalmente, se halló el antiguo pavimento de la iglesia, formado por losas de mármol blanco. Este descubrimiento es un valioso aporte al patrimonio cultural, ya que representa un raro ejemplo de arte medieval, sumándose a los escasos testimonios pictóricos de esta época que se conservan en Italia.