Una investigación demostró que el cuidado de la Amazonia debería intensificarse, pues un estudio sugirió que un aumento del 50 % en las emisiones globales de dióxido de carbono en la atmósfera podría reducir las precipitaciones en esta selva de forma drástica, lo que traería consigo incendios y desencadenando así un problema mayor, incluso más que la deforestación.
Asimismo el ecólogo David Montenegro Lapola, de la Universidad de Campinas en Brasil, declaró que solo el efecto fisiológico del dióxido de carbono sobre las hojas del bosque generaría una disminución anual del 12% en la cantidad de lluvia, mientras que la deforestación total provocaría una caída del 9%.
Montegro Lapola señaló que estas cifras superan "la variación natural de las precipitaciones entre un año y otro, que es del 5%", por lo que las consecuencias reales no se podrían predecir o estimar. Sin embargo, aclaró que tanto la deforestación como las emisiones de dióxido de carbono están provocando una reducción de la humedad en la zona, aunque de formas ligeramente diferentes.
De igual manera, mencionó que la deforestación provoca la disminución de la cantidad de hojas, que son las responsables de liberar vapor de agua a la atmósfera al abrir sus estomas para 'exhalar' oxígeno, por lo que habrá menos humedad en el aire y menos nubes.