Llegó el gran día y con él la expectativa de si a partir de mañana la situación de violencia y menosprecio hacia las mujeres cambiará de manera radical. Si ya no escucharemos que en tal ciudad de nuestro México fue asesinada una niña, adolescente, adulta o anciana en manos de su pareja, padres o desconocidos que las matan para abusar sexualmente de ellas o porque las odian por su condición de género. Si amaneceremos con la confianza de ser protegidas por las autoridades y dejan de vernos como “botín” político de la izquierda o la derecha.
¿Cómo será el día después?
¿Qué pasará después de este lunes en que el hartazgo de las mujeres nos colocó en la historia de este país como las generadoras de un cambio de paradigma? Hoy seguramente nuestra ausencia se sentirá en las escuelas, oficinas, dependencias, empresas, restaurantes y demás que hacen marche este país a pesar del poco reconocimiento que se nos hace. ¿y?
El paro nacional de todas nosotras es un grito desesperado por parar la violencia; es un reclamo justo hacia las autoridades que en su ambición por gobernarnos nos prometieron garantizarnos nuestro derecho a la vida; es una advertencia de no permitir el asesinato de una más de nosotras; es decir “basta” al abuso de una mayoría de hombres que nos ven como sus objetos.
Hoy sin duda se escribe un capítulo en la historia de nuestro querido México, las mujeres, escúchenlo bien, ya no nos vamos a dejar insultar, golpear, violar y asesinar. A partir de este lunes nuestra voz se escuchará más fuerte y nuestras acciones irán en aumento si no hay un verdadero cambio, es decir, si no se termina con la impunidad de la cual gozan los violentadores.
Este día en que me encuentro en mi casa dos emociones me llevan a la reflexión, la primera me eriza la piel: nunca habíamos estado tan unidas como lo estamos ahora, sin importar la condición social de cada una nos estamos cuidando colectivamente. La otra, me llena de tristeza. Antes de escribir esta columna realice una encuesta entre conocidas, familiares y amigas respecto a si cambiará el panorama para las mujeres, la respuesta fue un rotundo no.
Por ello, por la desconfianza generada con la política del perdón y olvido, del beso y abrazo y la reconciliación, los hombres que maltratan, desaparecen y asesinan mujeres lo seguirán haciendo porque de alguna forma se les autoriza a cometer estos delitos, es necesario terminar con los discursos vacíos y demagogos de nuestros gobernantes, exigimos castigos severos, no más impunidad.
No somos feministas radicales, no somos mujeres manipuladas por conservadores o neoliberales, no somos mujeres adversarias del gobierno en turno, somos mujeres cansadas de ser las víctimas, de ser las protagonistas de las portadas de nota roja de los periódicos y los noticieros…Es mucho pedir.