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La entrevista que sostuvo Reginaldo Sandoval, uno de los precursores claves de la lucha democrática de México, tiene mucho contenido para seguir analizando. De hecho, la charla con René Delgado, en Entredichos, nos dejó una lectura muy clara de lo que constituye el PT en lo sociopolítico, especialmente ahora que la izquierda, por segunda vez consecutiva, gobierna el país y la mayoría de entidades de la República. En términos más concretos, al PT le tocó, en todo ese devenir, acompañar las causas que abanderó Andrés Manuel López Obrador desde la génesis de este proyecto de nación. Es tan grande ese compromiso que, pese a los vendavales y el canto de las sirenas, el partido del trabajo no se ha doblegado jamás. Una prueba de ello fue la resistencia y la capacidad que mostró para ir de la mano de lo que hoy podemos aludir como la 4T.
Eso, como tal, nos deja un mensaje muy claro del grado de compromiso que siempre ha mostrado, lo digo con esas palabras, un partido con una esencia auténtica de izquierda. Y alguien que promueve y actúa en consecuencia, en todos los sentidos, merece el reconocimiento que, en muchas ocasiones, se le ha negado, incluso, de una forma muy negativa para una fuerza política que no merece un trato como a veces suele suceder de uno que otro liderazgo de Morena, que no ha comprendido la magnitud y el papel importante que juega el PT a nivel nacional. Entre esos aspectos hay un cierto menosprecio y, en muchas ocasiones, una indiferencia que ha originado choques. No hablamos de manera generalizada, pero sí ponemos principal acento en quienes no han tomado en cuenta el valor político de un bloque inminente como la coalición Seguimos Haciendo Historia. Muchos actores de Morena, por decirlo así, se están dejando llevar por el efecto, y no por el interés colectivo al que se oponen.
El PT, sin dudarlo, ha cerrado filas con la presidenta constitucional de México, Claudia Sheinbaum. Tan es así que, en medio de este clima de tensiones en el legislativo, habrá apoyo para sacar adelante los proyectos de reforma al marco constitucional. Justamente por ello, en aras de consolidar una alianza inexorable, repito, hay que darle el reconocimiento que se ha ganado a pulso el PT. Hay muchas experiencias que podemos poner como ejemplos y, de paso, tomar en cuenta para no repetir los mismos errores. Pasó con el finado PRD. Ellos, que fueron pioneros en esta lucha democrática de país, en su último tramo se encumbraron y, lo peor de todo, se apropiaron de una democracia participativa para no dar cabida a varias expresiones que, en décadas, habían mostrado fidelidad y acompañamiento. El perredismo no entendió, en pocas palabras, que el funcionamiento de todo estructura se debe al respaldo del pueblo, y no al sometimiento de las decisiones en las cúpulas.
Luego de tantos años y resistencia en la lucha democrática, inclusive en los momentos de mayor tensión ante el incesante ataque mediático de los grupos conservadores, el PT, impávido, se mantuvo bajo esa convicción. Desde ese momento, hasta entonces, ha cerrado filas con Andrés Manuel López Obrador, y por supuesto con Claudia Sheinbaum, heredera del bastón de mando. Resulta, viéndolo desde este ángulo, una alianza necesaria ante las circunstancias; es decir, el PT ha ido aportando estructura, pero también una corriente de opinión en territorio. El mismo Reginaldo Sandoval, coordinador de los diputados del PT en San Lázaro, y una pieza crucial del engranaje para las reformas constitucionales que están profundizando las políticas públicas, no ha dudado en ningún instante en mantenerse bajo el liderazgo que encabeza Claudia.
Muy pronto, como sabemos, Claudia Sheinbaum se reunirá con liderazgos del PT, así lo dejó al descubierto el propio Reginaldo Flores en una entrevista con René Delgado en El Financiero TV. Sabedora de la contribución que ha realizado el PT a favor de la causa, seguramente habrá buena comunicación, especialmente porque el PT, luego de varios posicionamientos públicos que ha hecho, se ha ido manejando con una postura que se focaliza en lo que realmente constituyen como fuerza. Justamente es lo que aludimos en el título de esta columna y que, tengo la impresión, Sheinbaum, sabrá darle el lugar que le corresponde al PT para alcanzar acuerdos que, de una vez por todas, termine con las turbulencias que hay en ambas cámaras legislativas. Recordemos que, como tal, hay en puerta proyectos a la carta magna, así como elecciones intermedias del 2027. Eso, en aras de construir la unidad, sería un buen componente para sellar nuevamente una coalición inexorable. Dada la importancia, la propia titular de Gobernación, que es la interlocutora entre ambos, sabe lo fundamental de atender este encuentro al más alto nivel.
Con el oficio político que tiene Reginaldo Sandoval, que seguramente será parte de la comitiva que se entreviste con la presidenta Claudia Sheinbaum, líder moral del movimiento, sabrá sellar una coalición que, pese a disentir en muchos temas, se tiene que mantener unida por el incesante acecho de los grupos conservadores que, a toda costa, buscan dividir al movimiento. De hecho, nada impedirá que la coalición Sigamos Haciendo Historia, con esa cohesión de fuerzas, gane las 16 entidades federativas que estarán en juego, incluidas Chihuahua, Aguascalientes y Querétaro. Eso, de manera particular, está en la mente de la propia Sheinbaum, que busca doblegar por completo a la oposición con el apoyo del pueblo y, por supuesto, del Partido del Trabajo, que merece el reconocimiento por el valor o el peso específico que ha construido a ras de tierra en décadas.
Por eso su importancia va más allá; hay que verla como tal, para evitar choques que pueden llevar a viajes sin retorno. Mientras el diálogo que ha flexibilizado siempre Reginaldo Sandoval mantenga esa postura, y exista voluntad de Morena, se corregirán aspectos que hay qué enderezar y que, en muchos sentidos, brotan del legislativo federal.