Las autoridades de Estados Unidos confirmaron la recuperación de los cuerpos de las 67 personas que fallecieron en el choque entre un avión comercial de American Airlines y un helicóptero militar en Washington, D.C. El trágico accidente, ocurrido la semana pasada, conmocionó al país luego de que ambas aeronaves colisionaran en el aire y cayeran en el río Potomac.
A través de un comunicado en la red social X, el Departamento de Bomberos y de Servicios Médicos de Emergencia del Distrito de Columbia informó que el Comando Unificado ha logrado recuperar los restos de todas las víctimas. De estos, 66 cuerpos han sido identificados, mientras que los esfuerzos continúan para determinar la identidad de la última víctima. Paralelamente, las autoridades trabajan en la remoción de los fragmentos de las aeronaves que aún permanecen en el río.
El siniestro tuvo lugar el miércoles pasado, cuando el avión de American Airlines, que cubría la ruta Wichita-Washington, D.C., se preparaba para aterrizar en el Aeropuerto Nacional Reagan. A bordo viajaban 60 pasajeros y 4 miembros de la tripulación. El helicóptero militar, por su parte, transportaba a tres soldados. La colisión provocó que ambas aeronaves se precipitaran al río Potomac, complicando las labores de rescate debido a las bajas temperaturas y las difíciles condiciones del agua.
En respuesta al accidente, la Administración Federal de Aviación (FAA, por sus siglas en inglés) implementó nuevas restricciones para los vuelos de helicópteros en las inmediaciones del Aeropuerto Nacional Reagan. Medios locales informaron que una de las rutas ha sido desactivada, mientras que en otra se ha reducido el espacio aéreo disponible para estas aeronaves.
Un funcionario de la FAA citado por NBC News detalló que las restricciones afectan dos rutas específicas. La "Zona 1", que comprende el espacio aéreo entre algunos de los puentes sobre el río Potomac, ha sido suspendida temporalmente. En otra ruta, los helicópteros solo podrán volar al sur del puente Woodrow Wilson, con excepciones para emergencias médicas o misiones de las fuerzas de seguridad.
Este trágico suceso ha reavivado el debate sobre la seguridad aérea en una de las zonas más transitadas del espacio aéreo estadounidense. El Aeropuerto Nacional Reagan, situado a pocos kilómetros del centro de Washington, D.C., maneja un alto volumen de tráfico y comparte espacio con helicópteros militares, gubernamentales y privados, lo que plantea desafíos en la gestión del tráfico aéreo.
Familiares de las víctimas y miembros de la comunidad aeronáutica han expresado su pesar y preocupación por lo sucedido. Mientras se desarrollan las investigaciones para esclarecer las causas del accidente, las restricciones impuestas por la FAA buscan prevenir incidentes similares en el futuro.
Las autoridades continúan con los trabajos de identificación de la última víctima y la limpieza de los restos en el río Potomac. Asimismo, la FAA y otras agencias federales revisan los protocolos de seguridad y las regulaciones del espacio aéreo para evitar nuevas tragedias.
Este accidente ha dejado una profunda marca en la comunidad de Washington y en todo el país, resaltando los riesgos de la aviación y la importancia de mantener estrictas normas de seguridad. Las familias afectadas y los equipos de rescate recibirán apoyo mientras avanza la investigación y se rinde homenaje a las víctimas de este lamentable suceso.