¿Qué impulsa a una persona a viajar incansablemente por el mundo a los 90 años, con la misión de generar conciencia ambiental? Esa persona es Jane Goodall, la legendaria primatóloga que cambió para siempre nuestra comprensión del comportamiento animal, sumergiéndose en las profundidades de las selvas africanas para estudiar a los chimpancés de Gombe. Su legado va mucho más allá de la ciencia: es un ejemplo viviente de compromiso, perseverancia y amor por la Tierra.
Jane Goodall es mucho más que una científica; es una activista apasionada que entendió desde temprano que proteger a una especie implica también preservar su hábitat. Aunque nunca estudió un pregrado, su dedicación y rigor en la investigación le valieron un doctorado en Cambridge, convirtiéndose en una pionera en el campo de la etología animal. Pero su vida no ha sido solo ciencia; cada día, a las siete de la noche, levanta una copa de whisky para brindar con su madre, cumpliendo una promesa hecha hace años, demostrando que su corazón está lleno de recuerdos y valores que la han acompañado en su asombroso viaje.
El primero de esos recuerdos es el de su madre, una mujer increíble que siempre la apoyó. "Nací amando a los animales, y ella me respaldó en todo momento. Nunca se enojó cuando llevaba lombrices de tierra a la cama; en lugar de regañarme, me preguntaba con curiosidad cómo las estaba observando", recuerda Jane, destacando cómo ese apoyo incondicional fue clave en su formación.
El segundo recuerdo que Jane atesora es haber crecido durante la Segunda Guerra Mundial. A pesar de lo difícil que fue ese periodo, le enseñó lecciones valiosas sobre el valor de la vida y la importancia de las cosas. "Aprendimos a vivir con lo que teníamos. Hoy veo a personas que no pueden asistir a un evento sin estrenar un vestido; yo no he comprado ropa nueva en 20 años", comenta Jane, subrayando su enfoque austero y consciente hacia la vida.
El tercer recuerdo es quizás el que cambió su vida para siempre: leer *Tarzán de los monos* a los 10 años. En un mundo sin televisión, los libros eran su refugio, y ese en particular despertó en ella un sueño. "Decidí que cuando creciera viviría con animales salvajes y escribiría sobre ellos", rememora Jane. Aunque muchos se burlaron de su sueño, su madre la alentó: "Si quieres lograrlo, tendrás que trabajar muy duro y aprovechar cada oportunidad". Y eso fue exactamente lo que hizo.
Hoy, Jane Goodall es una de las figuras más emblemáticas en la conservación ambiental y la investigación del comportamiento animal. Con más de seis décadas dedicadas al estudio de los chimpancés en África, su trabajo ha inspirado a generaciones de científicos y activistas en todo el mundo. Pero lo que realmente la distingue es su inquebrantable compromiso con el planeta. A sus 90 años, Jane sigue recorriendo el mundo durante 300 días al año, llevando su mensaje de conservación a todos los rincones del planeta.
"En un momento crítico como este, es más importante que nunca continuar la lucha por un futuro sostenible", afirma Jane Goodall. Y con su ejemplo, nos recuerda que nunca es tarde para soñar, luchar y hacer del mundo un lugar mejor.