Columnas
Pues llegó el super martes y todos los estadunidenses, incluidos los puertorriqueños; están en las urnas emitiendo su voto. Hasta ayer todavía se pensaba en un empate técnico, lo cual, como te lo comenté la semana pasada, no le conviene a nadie.
Me hubiera encantado que cualquiera de los dos hubiera llegado con una ventaja considerable para evitar el pleito postelectoral, pero a veces las encuestas favorecen a Donald Trump y apenas hace unos días, ya ponían como favorita a Kamala Harris.
Esto no son buenas noticias para México pues un triunfo tan discutido no da certeza a la economía gringa ni a la de nuestro país. Parafraseando al clásico de la mercadotecnia política Kamala o Trump son un peligro para México.
Por un lado, Trump, el republicano con la retórica feroz y el plan económico proteccionista que ya demostró su mano dura con México durante su anterior administración. Del otro, Harris, quien, si bien es menos beligerante en su lenguaje, tampoco parece dispuesta a concederle a México una posición cómoda en la relación comercial y diplomática. No se trata de ver quien es “más o menos malo”, sino en los riesgos diferentes para nuestra economía y estabilidad.
Trump vuelve a ser Trump, pero ahora recargado. Su propuesta incluye aranceles que han fluctuado entre el 10% y el 20% para todas las importaciones y menciona cifras de hasta 50% en sus discursos más encendidos. A México le tiene reservado un “trato especial”: aranceles de más del 100% en los autos importados desde nuestro país.
Las empresas automotrices de EU, que en gran medida dependen de los costos de producción más bajos en México, tendrían que replantearse la viabilidad de sus operaciones. Además, una medida de este tipo desataría represalias de otros países, lo que llevaría a una cadena de aumentos de aranceles, afectando no solo a México y Estados Unidos, sino también a la economía global.
Con Trump en la Casa Blanca, México podría enfrentar otro problema adicional: la renegociación, no solo la revisión del Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC) en 2026. Los expertos anticipan que Trump buscaría imponer reglas de origen aún más estrictas y exigiría concesiones adicionales que beneficiarían a la industria estadounidense.
Kamala Harris, en cambio, ofrece una amenaza más enfocada en un proteccionismo hacia los trabajadores estadounidenses y el combate al cambio climático. Además, debemos recordar que Harris fue una de los diez senadores que votaron en contra del T-MEC en 2020.
¿Y qué significa esto para México? Pues más restricciones y potencialmente mayores exigencias para nuestras empresas, que tendrían que adaptarse a estándares laborales y ambientales aún más estrictos para poder exportar.
¿Nos conviene Trump? ¿Nos conviene Harris? En el contexto actual, cada candidato ofrece riesgos que no parecen ofrecer una alternativa menos costosa. En suma, un peligro para México
HUGO GONZALEZ GALLARDO
Director de tecnoempresa.mx
@hugonzalez0
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