Datos de una reciente encuesta del prestigioso Centro de Investigaciones, Pew de Washington (Pew Research Center), señala que 78 por ciento de los estadunidenses atribuyen a China la propagación del mortal Coronavirus que ha generado una alarma mundial por los altos números de contagios y las muertes ocurridas. Otro 73 por ciento de los encuestados afirmaron que tenían puntos de vista “desfavorables” de ese país, una cifra que aumentó 26 puntos porcentuales desde 2018.
La encuesta se realizó vía telefónica a mil 3 personas adultas en edad de votar y el margen de error que estimaron fue un 3.7 por ciento.
Otras de las preguntas se refirieron a la opinión que tenían del presidente chino, Xi Jinping, aquí los resultados alcanzaron un 77 de por ciento sobre la poca confianza que genera el mandatario incluso dudaron que un conflicto mundial actuara correctamente.
Los encuestadores descubrieron que los estadunidenses también parecen estar preparados para apoyar acciones firmes contra China en respuesta al trato que esa nación da a los musulmanes uigures. Se estima que más de un millón de miembros de ese grupo étnico minoritario están detenidos por la fuerza en campos de concentración chinos. El 73 por ciento de los entrevistados respondió que “Estados Unidos” debería tratar de promover los derechos humanos en China incluso sí perjudica las relaciones económicas”.
Alrededor del 57% de los encuestados dijeron que veían a China como un “competidor” y 26 por ciento como un “enemigo”, sólo un 15 por ciento lo consideran como un “socio”, el 51 por ciento estiman que los Estados Unidos deberían construir una relación más fuerte con China y, casi 46 por ciento afirmó debería endurecerse.
Los resultados de esta encuesta se dan a conocer en el marco de una creciente tensión entre estas naciones. Sólo basta revisar los recientes acontecimientos, por un lado, la orden de la Casa Blanca para el cierre del consulado chino en Houston y la inmediata respuesta de la nación asiática al ordenar en el mismo sentido, el cierre de la representación estadunidense en Chengdu, en medio de acusaciones mutuas de espionaje.
Tampoco podemos olvidar que la semana pasada el secretario de Estado, Mike Pompeo, realizó fuertes acusaciones contra “el gobierno totalitario chino” y criticó al Partido Comunista de “oprimir a los residentes ocultando información sobre los orígenes del coronavirus y la detención de los uigures. La respuesta vino inmediatamente, el vocero del ministerio de Relaciones Exteriores de China, Zhao Lijian, manifestó que de darse una “desconexión completa” por parte del Gobierno del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, en las relaciones diplomáticas entre ambas naciones, sería un acto “arbitrario”.
La tensa historia Estado Unidos-China está en desarrollo.