La realidad es tan transparente que pone a cada uno, en su justo lugar, más allá de los discursos o hasta de situaciones idílicas que muchos políticos se empeñan en presentar.
Y es que, los precios de bienes y servicios en los Estados Unidos aumentaron un 0.5% en enero, respecto al mes anterior, según informó el Departamento del Trabajo, lo que la ubicó en 6.4 por ciento respecto a la tasa de hace justo un año.
Los especialistas económicos, pero, sobre todo, los políticos involucrados en el sector económico-financiero de la Casa Blanca habían anunciado que el aumento de precios sería del orden del 6.2 por ciento y bueno, la realidad los volvió a ubicar.
El 6.4 por ciento inflacionario sigue por encima del objetivo del 2 por ciento anunciado por la Reserva Federal (FED), que ha aprobado en los últimos meses una agresiva subida de tasas de interés para intentar ponerle freno. Este dato se trata de la séptima desaceleración interanual consecutiva que deja el índice muy por debajo del máximo del 9.1 por ciento registrado en junio.
Incluso, Jerome Powell, presidente de la Reserva Federal se mostró muy optimista ante la amenaza de una recesión económica… “el proceso de reducción de la inflación ha comenzado” pero esa terca y necia realidad lo ubicó y, la semana pasada salió a matizar sus declaraciones de la semana anterior… “es probable que este proceso lleve bastante tiempo. No va a ser, creemos suave, probablemente va a estar lleno de baches”.
Los datos del Banco Mundial parecen ser más reales sin los tintes y manoseo político al señalar que… “el crecimiento económico mundial puede caer hasta quedar peligrosamente en una recesión en este 2023”.
Economistas y financieros de mismo Banco Mundial advirtieron sobre una caída en economía mundial, a pesar de la lucha que han emprendido varios países contra el aumento de los costos y los bancos centrales que suben simultáneamente en las tasas de interés para enfriar la demanda, la cual, ha empeorado las condiciones financieras en medio de los efectos de la guerra en Ucrania.
Más allá de los buenos deseos, los discursos políticos de los responsables económicos, incluso de mandatarios, el Banco Mundial, insistió con una posición más realista, ha señalado que “todo apunta a que habrá una desaceleración brusca y duradera” para llegar a un crecimiento del 1.7 por ciento, la mitad de lo que se había anunciado en junio pasado por ellos mismos.
Los precios en los grandes supermercados de todos los Estados Unidos, el costo de la energía eléctrica, de servicios en general y las altas tasas de interés bancario, son una realidad que supera con mucho los discursos gubernamentales.
@arnc7