Columnas
En tiempos electorales, los debates presidenciales se convierten en un pilar fundamental para la democracia. Estos espacios, organizados por el Instituto Nacional Electoral (INE), permiten a los candidatos exponer sus ideas y defender sus propuestas de gobierno, proporcionando a los ciudadanos una base más sólida para tomar su decisión en las urnas el próximo 2 de junio de 2024. Sin embargo, aunque los debates han captado una audiencia histórica, es necesario reflexionar sobre su contenido y su verdadero impacto en el proceso electoral.
Este año, los debates entre Claudia Sheinbaum, Xóchitl Gálvez y Jorge Álvarez Máynez han sido seguidos por más de 16 millones de espectadores, el rating más alto de la historia en televisión, según el INE. A esta cifra se suma la audiencia alcanzada a través de redes sociales, donde momentos icónicos del debate se volvieron virales, amplificando su alcance y permitiendo que quienes no vieron el debate en directo pudieran formarse una opinión a través de estos fragmentos. Sin embargo, a pesar de esta amplia difusión, es preocupante que casi 80 millones de votantes potenciales no participaron de este ejercicio informativo.
A pesar de su popularidad, los debates carecen de dinamismo y de propuestas concretas, características que han permanecido a lo largo de los años. En esta ocasión, los ataques personales y las evasivas dominaron el escenario, desplazando el enfoque de los temas cruciales. Pero eso si, las sonrisas del candidato Máynez, aunque capturaron la atención y generaron memes en redes sociales, no sustituyen la necesidad de un debate sustancial y propositivo.
El primer debate, celebrado el 7 de abril, abordó temas de salud, educación, corrupción y violencia contra las mujeres. El segundo, el 28 de abril, se centró en el cambio climático, infraestructura, pobreza extrema y crecimiento económico. Finalmente, el tercer debate del 19 de mayo discutió sobre política social, inseguridad y crimen organizado, migración, política exterior y democracia. Estos temas son fundamentales para el futuro del país y merecen un tratamiento profundo y detallado, algo que lamentablemente no siempre se ha visto reflejado en las respuestas de los candidatos.
A dos semanas de las elecciones, los ciudadanos deben estar conscientes de la importancia de su voto. Las decisiones que se tomen en las urnas tendrán un impacto directo en la dirección que tomará el país en términos de progreso social, crecimiento económico, seguridad, educación y políticas sociales. La participación activa en las elecciones es esencial para fortalecer la democracia y asegurar un gobierno que verdaderamente represente las necesidades y aspiraciones del pueblo mexicano.
México enfrenta retos significativos que requieren soluciones claras y efectivas. La inseguridad, la necesidad de un entorno político transparente y estable, la educación, la salud y la política exterior son solo algunos de los muchos temas que el próximo presidente deberá abordar con seriedad y compromiso. Por ello, es crucial que los debates sean más que un espectáculo mediático y se conviertan en verdaderos foros de discusión y propuestas viables.
La responsabilidad recae en nosotros, los votantes, para exigir más de nuestros candidatos y para participar activamente en el proceso electoral. El futuro de México depende de nuestra capacidad para elegir con conciencia y para exigir un cambio real y positivo en la manera en que se gobierna nuestro país.
Todos los lunes, antes de las 8:00 a.m., participo con Jesús Aguilar en Factor 96.1 con temas de tu interés y del trabajo legislativo. San Luis Potosí el mejor Estado de México.
— Héctor Serrano (@HectorSerranoC) February 10, 2025