La agenda oculta

Columnas miércoles 09 de septiembre de 2020 -

El acceso a la información pública y la transparencia en cada aspecto del proceso electoral que arrancó el pasado lunes, serán fundamentales para saber qué país vamos a tener en las siguientes décadas. Con información verídica, completa, contextualizada y oportuna, los 90 millones 36 mil 367 ciudadanos en el listado nominal con credencial de elector podrán decidir de manera informada a quién le están entregando el país y no con base en las máscaras que mostrarán partidos y candidatos durante los meses de campaña.

No basta con que la autoridad electoral sea transparente; más bien se trata de que los contendientes abracen la transparencia sin reservas, pues así sabremos qué intereses les motivan, cuál es su agenda política y de gobierno que buscan implementar desde los cargos a los que pretenden alcanzar. Ahí está el rumbo de México.

Esas respuestas son las que más se esconderán tras los miles de discursos públicos que se repetirán a todo lo largo del país bajo supuestos compromisos con el bien público y que estarán aderezados con ingeniosos juegos de palabras, citas de personajes ilustres del pasado y desde luego con supuestos compromisos por actuar de manera transparente.

La agenda oculta de esos partidos y candidatos es lo que realmente importa conocer, porque ahí están los verdaderos hilos que moverán a las instancias de gobierno y poder político para los siguientes años, los que darán el nuevo rostro al México que surgirá de la elección del 6 de junio.

El acceso a la información es entonces no solo un derecho fundamental de las personas, sino que adquiere un cariz fundacional para el país por la magnitud del proceso electoral que acaba de arrancar, ya que se renovarán miles de cargos públicos federales, estatales y municipales.

Se renovará la Cámara de Diputados (300 diputados de mayoría relativa y 200 de representación proporcional), 15 gubernaturas, mil 63 diputaciones locales, mil 926 presidencias municipales, 2 mil 122 sindicaturas, 15 mil 107 regidurías y 635 juntas municipales. Todo México en elecciones.

Un fabuloso total de 21 mil 368 cargos públicos en disputa en un país sumido en el encono político, la pobreza económica, la degradación social y un abismo de violencia generalizada (desde el transporte público a la delincuencia organizada).

La organización, vigilancia y conducción de semejante elección en tan turbio escenario es un desafío apenas imaginable más allá de los números, pues lo relevante es la calidad de los involucrados. Hay elementos para confiar en la autoridad electoral, pero los contendientes levantan como nunca grandes sospechas de sus verdaderas motivaciones para alcanzar el poder.

Por eso, como nunca antes se hace necesario apostarle con toda decisión al derecho a la información y respaldar sin vacilaciones a quienes desde sus respectivas trincheras están comprometidos con mantener ese pilar de la vida democrática, como son los periodistas, las organizaciones civiles, los grupos comunitarios, los académicos, los ciudadanos en lo individual y también los servidores públicos que aspiran genuinamente a una administración pública eficiente, honesta y moderna.

Son esos sectores los que harán valer el derecho a la información de los más de 90 millones de electores para que, al acudir a votar, lo hagan con la certeza de que no le entregan la conducción del país para las siguientes décadas a quienes harán todo lo posible por ocultar su verdadera agenda de intereses políticos y personales en las entrelíneas de sus discursos.