Columnas
El primero de diciembre de cada año, se conmemora el Día Mundial del Sida. Hace 40 años se diagnosticó el primer caso de VIH y a la fecha, ha cobrado la vida de millones de personas en todo el mundo.
Las Organización de las Naciones Unidas han establecido que el Sida sigue siendo una pandemia, es una realidad que debemos afrontar sin demora alguna para erradicar las desigualdades que dan vida y cobran vidas en dicha pandemia.
La salud está ligada con otros problemas fundamentales, como los derechos humanos, la igualdad de género, el crecimiento económico y la protección social.
No basta un día para recordar que tenemos una deuda histórica con la salud, el tiempo transcurre y el sida nos sigue arrebatando vidas.
En todo el mundo 37 millones de personas viven con el VIH, los avances para tratar este virus representan una esperanza para el futuro de todas, todos y todes.
El VIH es un problema de salud pública a nivel mundial que afecta a hombres, mujeres e incluso niñas y niños. Todos somos vulnerables sin importar la orientación sexual, edad, ideología, nivel socioeconómico, raza o religión
Por años, las personas no sólo han luchado contra el virus, si no también, han luchado contra la exclusión y restricciones de derechos por vivir con VIH.
Convirtiéndose así, en un problema social debido al estigma que existe hacia las personas portadoras del virus y que únicamente refuerza desigualdades y perjuicios en la familia, amistades, trabajo, escuelas, hospitales, cárceles, instituciones públicas y hasta en las propias leyes, convirtiéndolos en grupos marginados.
Es impostergable legislar para generar políticas públicas eficaces que atiendan a las grandes realidades que el sistema neoliberal por años segrego, legislar para generar un sistema de salud pública fuerte, que haga asequible el derecho a la salud para todas, todos y todes.
Los tratamientos y la atención contra el VIH deben ser asequibles para todos, porque la salud es un derecho humano fundamental, para que todas las personas puedan tener la capacidad y seguridad de alcanzar un pleno desarrollo y mejores condiciones de vida.
Por lo anterior, nuestro trabajo es crear políticas públicas que permitan erradicar la discriminación y asegurar que todas las personas reciban métodos de prevención, tratamiento, asistencia y apoyo, para que nadie se quede atrás.
La NO DISCRIMINACIÓN, es un derecho humano básico, necesario para que todas las personas podamos vivir con dignidad, no importando nuestra condición, ni estado de salud.
Los derechos humanos deben ser tangibles para todas, todos y todes y lograr un México que ponga fin a las desigualdades, fin al sida y fin a las pandemias.