Por Arturo Zárate Vite
Desde 1990 que nació el Instituto Federal Electoral (IFE), actualmente Instituto Nacional Electoral (INE), nunca se había transparentado como esta vez el proceso de selección y elección de consejeros electorales. Años atrás, con episodios opacos, era sabido que los elegidos obedecían a cuotas partidistas, sin garantizar capacidad ni experiencia.
Hay casos de consejeros y consejeras que, (me consta porque tengo más de dos décadas de darle seguimiento a la información electoral), llegaron al instituto sin dominar la legislación. En estos tiempos, sería imposible. Se pueden conocer las calificaciones del examen escrito y ver por televisión abierta, a través del Canal del Congreso “en vivo”, cuando son entrevistados.
La exigencia de transparencia ha sido mayor. Una resolución del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, derivada de quienes se inconformaron con el resultado de su examen escrito, obligó a que se conociera la calificación de al menos 60 de los aspirantes.
Ojalá que en próximas convocatorias para elegir consejeros y consejeras, sea una norma revelar esa calificación sobre materia electoral y cultural general. Al INE deben de llegar los más aptos.
Hubo dos rondas de entrevistas. La primera, grabada, sin acceso inmediato al público, la hicieron integrantes del comité técnico evaluador, no todos con alto nivel académico ni dominio de la materia. Algunos aspirantes demostraron saber más que quienes hacían preguntas. La segunda ronda de entrevistas, realizada por diputados y diputadas que forman parte de la Junta de Coordinación Política de la Cámara de Diputados, en transmisión directa por televisión abierta. Segunda ronda porque más de un legislador no había quedado conforme con lo visto y observado en el primer interrogatorio a los 20 finalistas o cuatro quintetas.
La competencia por 4 lugares en el Consejo General del INE, dos para mujeres y dos para varones. Quedaron satisfechos los diputados que participaron en las entrevistas. El mismo Gerardo Fernández Noroña, especializado polemista, admitió que habían sido un éxito, aunque su bancada se inconformó con el trabajo previo del comité evaluador y solicitó reponer el procedimiento de integración de las quintetas.
Pablo Gómez Álvarez (Morena) y Marco Antonio Gómez Alcántar (Verde), hicieron las preguntas más cortas e incisivas. Pablo ha sido varias veces representante de partido en el Consejo General del IFE e INE; Marco se desempeñó como consejero electoral. Ambos conocen fortalezas y debilidades del instituto. Midieron como nadie el desempeño de aspirantes a consejeros.
De la veintena de candidatos, Carla Humphrey y Uuc-kib Espadas Ancona, en ese orden, lograron el mayor reconocimiento. La última palabra para elegir a los cuatro consejeros, la tienen los diputados con su voto en sesión extraordinaria.