Escribo estas líneas mientras aún se disputa el resultado en algunos estados de la elección presidencial en Estados Unidos. Me atrevo a hacerlo porque me parece que, para México, no importa demasiado que cualquiera de los dos candidatos gane la elección. En lo que respecta a su política migratoria, su política comercial y su celo hacia los acuerdos comerciales con la economía china, rusa y árabe, la línea política de los estadounidenses es bastante homogénea.
Por supuesto que el triunfo de Biden o Trump, sí tiene implicaciones globales importantes. En primer lugar, es un termómetro sobre el momento populista por el que está pasando el mundo y una prueba de la resiliencia del populismo frente a problemas de corte complejo especializado (pandemia). Esto es importante, pues si la elección hubiera sido un referéndum sobre el manejo del Covid, Trump no hubiera ganado ningún estado. Y ganó la mitad; otros, los perdió por menos de dos puntos. Fuera del tema de la pandemia, el triunfo de Biden significaría un reingreso de USA a los organismos multilaterales y acuerdos de los que Trump ha salido: el acuerdo de París, la OMS y el Consejo de Derechos Humanos de la ONU. El primero tendría implicaciones hacia las empresas de combustibles fósiles y las energías limpias, privilegiando las segundas y hostilizando a las primeras; el segundo facilitaría la supervivencia económica del organismo; el tercero tiene un efecto más bien simbólico, pues nuestro vecino nunca ha firmado o cumplido los tratados internacionales vinculantes que obligan a los países a respetar derechos humanos de sus no-ciudadanos. Por eso también es desolador ver que los pronósticos de los progresistas de un avasallamiento demócrata se fueron por el retrete. Los norteamericanos no estaban urgidos de devolver “la decencia” a la investidura presidencial. Al menos 60 millones de ellos, no.
Pero insisto que, desde México, es un poco enternecedor el enorme interés con el que muchos compatriotas que no tienen familiares migrantes en EU observan el desarrollo de la elección en USA. Retórica aparte, los partidos estadounidenses, y la sociedad estadounidense, tienen una línea muy homogénea respecto al fondo de su política que impacta a nuestro país. Por un lado, seguirán abogando por permitir el libre flujo de capital financiero y restringir al máximo el tránsito y residencia de capital humano; por otro, por establecer instancias de presión y vigilancia sobre el cumplimiento del servicio de deuda de México, así como del cumplimiento de los tratados comerciales y migratorios, y de la política contra las drogas, además de sancionar fuertemente a los países que se atrevan a firmar tratados de libre comercio con China y promover el near shoring para castigar la economía asiática. Por todo lo anterior, los siguientes cuatro años, serán BidenESS as usual.
Autor y consultor especialista en políticas públicas. Abogado de la Escuela Libre de Derecho y catedrático universitario.
Twitter: @IsraelGnDelgado