Columnas
El rugir de los motores, la emoción en las gradas y la mirada del mundo entero puesta en la capital mexicana seguirán siendo una realidad al menos hasta 2028. Esta semana, se oficializó la renovación del Gran Premio de la Ciudad de México, un evento que no solo se ha consolidado como uno de los favoritos del calendario de la Fórmula 1, sino también como un fenómeno económico, cultural y social.
Stefano Domenicali, presidente de la Fórmula 1, lo resumió con palabras tan claras como contundentes: “México es una ciudad increíble... la Fórmula 1 es cultura y transformación social”. En una época donde los espectáculos deportivos se pelean por espacios y presupuestos, México ha logrado no solo conservar su lugar, sino reafirmar su posición como una parada obligada del gran circo automovilístico.
La renovación por tres años más (2026, 2027 y 2028) no es fruto del azar ni del encanto de los tacos al pastor. Es resultado de una suma de esfuerzos públicos y privados, de una visión compartida y de una ciudad que ha demostrado ser capaz de organizar un evento de clase mundial con precisión, pasión y profesionalismo.
Alejandro Soberón, cabeza de OCESA, lo dijo con claridad: “Tener a la Fórmula 1 en México es un esfuerzo de muchas voluntades, la más relevante es la de la jefa de Gobierno”. Y es que sin el respaldo institucional, el GP de México simplemente no sería posible. La derrama económica del año pasado –más de 17 mil millones de pesos y cerca de medio millón de asistentes– es un argumento más que suficiente para comprender el impacto de esta carrera.
Clara Brugada, actual jefa de Gobierno de la CDMX, firmó con orgullo el compromiso: “Ya amarramos fechas... les daremos más noticias de la continuidad de este maravilloso evento”. ¿Se vale soñar con una extensión aún mayor? Por supuesto. El entusiasmo está, el apoyo también, y el público mexicano sigue demostrando que es uno de los más fieles y vibrantes del planeta.
La Fórmula 1 en México no solo es un espectáculo deportivo. Es una vitrina global, una fiesta que muestra al mundo el talento organizativo, la calidez de su gente y la capacidad de generar impacto más allá de la pista. Es cultura, es turismo, es economía, es orgullo. Y ahora, es futuro asegurado.