No solo la pandemia de Covid-19 estuvo presente en el mundo este año fatal que está por terminar; hubo otros problemas que se manifestaron, algunos se acentuaron, otros bajaron, no obstante que lo que predominó fue la contingencia sanitaria.
En el caso de nuestro país y como producto de dicha pandemia, de acuerdo con cifras del Consejo Ciudadano para la Seguridad y la Justicia, el 37 por ciento de las llamadas que se reciben son para tratar de aliviar una situación de extrema ansiedad, aparte de la tentativa suicida, y si bien dicho Consejo reporta que los mexicanos son capaces de llevar más o menos esta situación, no están exentos de experimentar depresión y ansiedad.
Un 65% de las llamadas son de mujeres y el resto de hombres, pero muchas de ellas corresponden a personas menores de 40 años, porque no hay certeza de lo que va a pasar a partir de este año que está por iniciar.
En fin, en uno de miles de ejemplos, es posible constatar que nuestro país está muy lejos de ver el fin de la corrupción, pues ésta se palpa, tal vez no en los círculos superiores de la alta burocracia, pero sí en los medianos e inferiores.
Uno de tantos e ilustrativos acontecimientos, por ejemplo, es que el pasado 26 de diciembre, en una sucursal de una Casa de Empeño ubicada en Naucalpan, tuvo lugar un atraco en donde dos tipos armados se hicieron de un botín de alrededor de un millón trescientos mil pesos. Al lugar del incidente acudieron las fuerzas del orden y al interrogar a los trabajadores, les informaron que el gerente de la sucursal, Jonathan “N” y su segundo de abordo, Cesar “N”, eran los únicos empleados que tenían acceso a las claves de apertura.
Al realizar una revisión, al gerente le encontraron en los bolsillos del pantalón, joyas de oro y relojes de los que estaban en los aparadores, mientras que en la chamarra de su compañero se localizaron celulares de alta gama. Además, en las cámaras de seguridad se pudo comprobar cómo estos dos supuestos trabajadores, facilitaron la apertura de las puertas proporcionando los códigos. Finalmente, ambos imputados confesaron a los oficiales estatales y municipales del Estado de México, que habían planeado el robo junto con otros dos cómplices.
El problema que llama a admiración, es que pese a las anteriores pruebas, tanto Jonathan “N” como César N, por el momento, quedaron en libertad y en espera de la resolución que otorgue la Agente del Ministerio Público, Jenifer Estefanía Monge, titular de la Mesa Cuatro de Detenidos de la Fiscalía de Naucalpan y sí -se reitera-, ambos personajes que ahora gozan de libertad, confesos, videograbados y con el botín en sus bolsas no van a ser detenidos, se sienta un muy mal precedente en el tema de la seguridad y la justicia.