Varios conocen mi opinión sobre el Padrón Nacional de Usuarios de Telefonía móvil; sin embargo, la reitero aquí. El famoso PANAUT, al que muchos le tienen tanto miedo; es una medida necesaria y deseable, aunque también es una utopía. Si los ciudadanos estuviéramos acostumbrados a colaborar y los gobiernos en México tuvieran mejor un historial; este padrón no sería controversia.
Coincido con la visión de que el Instituto Federal de Telecomunicaciones (IFT) no debería participar una medida que atenta contra su esencia; la conectividad. Los expertos de la Barra Mexicana, Colegio de Abogados y el Consejo Consultivo del IFT ya lo propusieron (casi de manera sincronizada) y supongo que así será.
En ese sentido, es lógico y razonable que el IFT presente una Controversia Constitucional en contra del decreto que crea el PANAUT. Sin embargo, creo también que el IFT debería ser el órgano técnico que encuentre el mecanismo para darle vida al PANAUT. Es decir, debe rechazar ser juez y parte, pero no rechazar el Padrón. Ojalá y la Suprema Corte de Justicia de la Nación nos dé luz.
Pero no seamos ingenuos, la entrega de datos biométricos es un pretexto que se ha aprovechado para defender respetables posiciones políticas, y de negocio. El decreto no dice cuántos ni cuales datos biométricos debes entregar. Además, te recuerdo que tus datos biométricos ya los tiene el gobierno. Si tienes Pasaporte, RFC, cartilla militar, licencia de manejo, ya estás “fichado”. Incluso ahora los nuevos contribuyentes no tienen necesidad de ir a las oficinas del SAT para entregar su huella de voz o facial. Simplemente con grabar un video y enviarlo voluntariamente al SAT para darse de alta, ya están dentro del sistema.
Si los gobiernos fueran más creativos y en lugar de la represión, buscarán la compensación; los ciudadanos no se resistirían. Con el PANAUT ya sería más difícil vender SIMS y abrir cuentas falsas de redes sociales. Sería más complicado inflar datos de conectividad, cobertura, alcances, ratings. Registrar líneas telefónicas debería ser un beneficio y no una obligación para los ciudadanos. Hay que buscar “cómo sí” y alejarse del “cómo no”.
Hasta en las mejores familias.
El ataque de ransomware sufrido por el oleoducto Colonial, en Estados Unidos; es una muestra que en lo digital nada está seguro. No oigo a los simplones “expertos” de ocasión burlándose de que no se pagó la licencia del antivirus. Ojalá entendieran que ataques el ransomware son una cadena de errores humanos. Estos van desde la ambición monetaria hasta los intereses políticos pasando por el valemadrismo y el sabotaje interno. Incluso hasta los inversionistas de criptomonedas salieron salpicados. Parece que el gobierno de EU se pondrá más exigente con el registro y la identificación de las operaciones con criptoactivos. No lo dudo.