El ejército birmano parecía tener el control del país este martes, después del golpe de Estado incruento en el que detuvo a la dirigente Aung San Suu Kyi, mientras mantenía oídos sordos a las múltiples condenas internacionales.
Los militares, en desacuerdo con los resultados de las elecciones legislativas de noviembre pasado, proclamaron el lunes el estado de emergencia por un año, poniendo fin a un paréntesis democrático que se prolongó durante una década.
Este martes la Liga Nacional para la Democracia (LND) demandó la "liberación" inmediata de la activista y Premio Nobel de la Paz Aung San Suu Kyi, de 75 años, y otros dirigentes de su partido, que fueron detenidos la víspera, justo antes de la primera sesión del Parlamento.
"Liberen a todos los detenidos, incluido el presidente (Win Myint) y la consejera de Estado (Suu Kyi)", escribió la LND en su página de Facebook. Este golpe es "una mancha en la historia del Estado y de Tatmadaw", sostuvo.
Muchos países, como Estados Unidos, condenaron el golpe de Estado y amenazaron con sanciones. Este martes se celebra una reunión de emergencia del Consejo de Seguridad de la ONU para analizar la situación en Birmania.
Con información de AFP y EFE
Imagen: Reuters