Daniel Montes de Oca
Autoridades de varios países de Europa, endurecieron sus medidas de movilidad y recomendó a a la población no hablar en el metro para frenar la pandemia que se ha agravado con la aparición de nueva cepas en el Reino Unido y Sudáfrica.
La gravedad del COVID-19, aumentó después de que el primer ministro británico, Boris Johnson, informara que existe evidencia de que la variantes está asociada a un mayor nivel de mortalidad, y que es capaz de expandirse de formas más rápida.
Por ello, en el Reino Unido decidieron que, debido a la variante, la segunda dosis de la vacuna de Pfizer-BioNTech, deberá suministrarse 12 semanas después de la primera, en vez de tres semanas como recomendó esa farmacéutica y la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Mientras que en Francia, las personas que viajen al país, deberán aislarse por siete días después de presentar un test PCR negativo, y deberán hacer otro diagnóstico al final de la cuarentena. La medida no aplica para viajeros que lleguen por coche y tren.
La medida más drástica, se aplicó en Noruega al cerrar la actividad económica y la vida pública por una semana en la capital Oslo, ante la llegada de la variante británica. Las autoridades recomendaron evitar las visitas en casas, viajes innecesarios, y trabajar desde casa.
Imagen: Reuters