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En los últimos años, hemos visto cómo la tecnología, especialmente la inteligencia artificial (IA), se ha convertido en una parte esencial de nuestras vidas. Herramientas como ChatGPT, Gemini y otras plataformas de IA nos ayudan a resolver dudas, organizar tareas o simplemente conversar. Pero ¿qué pasa cuando el uso de estas tecnologías se vuelve excesivo? Hoy en día, empezamos a escuchar un término que preocupa: la psicosis digital. ¿Qué es este padecimiento, por qué ocurre y cómo podemos enfrentarlo?
La psicosis digital no es un diagnóstico oficial, pero se usa para describir un conjunto de síntomas que aparecen en personas que, por un uso excesivo de la tecnología, comienzan a perder el contacto con la realidad. Esto puede manifestarse de diferentes formas: paranoia, creencias de que la IA ha desarrollado conciencia propia o incluso la idea de que una inteligencia artificial (o un ente espiritual) les está enviando mensajes especiales. En algunos casos, las personas empiezan a inventar teorías conspirativas o a depender tanto de la IA que no toman decisiones sin consultarla, incluso en asuntos triviales como qué comer o cómo vestirse.
¿Por qué está pasando esto? Vivimos en un mundo hiperconectado, pero también muy solitario. Para muchas personas, un chat de IA puede ser su único "interlocutor" en el día. Esto es especialmente cierto en grandes ciudades donde, aunque estamos rodeados de gente, la soledad puede ser abrumadora. La IA, con su capacidad para responder de manera rápida y "humana", llena ese vacío, pero a veces a un costo muy alto. El exceso de información, la exposición constante a pantallas y la falta de interacción humana real pueden desdibujar la línea entre lo real y lo imaginario.
Un ejemplo claro es cuando alguien empieza a creer que la IA "lo ha elegido" para revelar información secreta. Otros pueden llegar a pensar que la tecnología los vigila o que hay fuerzas sobrenaturales detrás de las respuestas de la IA. Estas ideas no solo son preocupantes, sino que pueden convertirse en un problema de salud mental si no se abordan a tiempo.
Entonces, ¿cómo enfrentamos esta problemática? La psicosis digital no es una pandemia en el sentido tradicional, pero sí podría convertirse en un desafío importante si no ponemos atención. Una solución podría ser limitar el uso de la tecnología, especialmente en personas que muestran signos de dependencia. Por ejemplo, establecer horarios para usar dispositivos o fomentar actividades que promuevan la interacción cara a cara, como salir con amigos o participar en actividades comunitarias.
Otra idea es que las propias plataformas de IA puedan detectar patrones de uso problemático. Si alguien consulta la IA de manera obsesiva o muestra signos de confusión, la plataforma podría enviar alertas o incluso bloquear temporalmente el acceso, sugiriendo que la persona busque ayuda profesional. Sin embargo, esto plantea preguntas éticas: ¿hasta dónde debe llegar la IA en la supervisión de nuestros comportamientos?
También es crucial educar a la población sobre el uso responsable de la tecnología. Las escuelas, los medios de comunicación y hasta los gobiernos podrían promover campañas que enseñen a balancear la vida digital con la vida real. Además, los profesionales de la salud mental deben estar preparados para identificar y tratar casos relacionados con la psicosis digital, algo que aún está en sus primeras etapas.
En un mundo donde la tecnología avanza a pasos agigantados, no podemos ignorar sus efectos en nuestra mente. La psicosis digital nos recuerda que, aunque la IA puede ser una gran aliada, también puede convertirse en un problema si no la usamos con moderación. Es hora de reflexionar: ¿estamos controlando la tecnología o ella nos está controlando a nosotros? La respuesta está en nuestras manos, y en nuestra capacidad para encontrar un equilibrio que nos permita vivir conectados, pero sin perder de vista la realidad.
Octygeek / Alejandro del Valle Tokunhaga
Cofundador de Octopy empresa dedicada a Robótica y AI.