Columnas
Para Samuel García hay una lucha interna entre lo viejo y lo nuevo en la política, para él no hay continuidad en la historia sino irrupción en el devenir asegurando que el pasado puede ser futuro disfrazado de algo nuevo.
Se considera artífice, de lo nuevo aunque sea un señor convencional, y éstos, desde el momento en que son previsibles pertenecen al pasado, nostálgicos, saturados de viejos clichés y de frases usadas por decenios, su ignorancia de la historia los hace pensar que son novedosos.
Samuel García es un anciano en cuerpo de joven, no basta tener menos de 40 para ser joven. Pero las recetas con la que integra su discurso son muy viejas, cómo decir que los jóvenes, por el simple hecho de serlo, tienen ideas frescas, cuando son educados en escuelas confesionales con métodos medievales.
El origen de un parido que nace de los deshechos del PRI, gestado en la cárcel, con un discurso evidentemente anacrónico, con un líder con viejos vicios, pertenece a la política ancestral.
Samuel es una persona tan convencional que pareciera tiene el doble de edad. No hay nada nuevo en su proyecto, a no ser el uso excesivo de esa palabra. El Nuevo Nuevo León, no es más que el desconocimiento de sus raíces. Es incapaz de entender la política porque no la conoce más allá de una práctica administrativa mecánica en la que ha tenido suerte, pero no creatividad ni ha aportado nada. Al contrario, lo que hace falta son nuevos líderes en Nuevo León, y no convencionalismos desgastados propios de una clase social que imita a sus antecesores como el mejor plan de vida que existe, sin salirse del viejo guion de la familia típica de clase media del norte del país.
Se dice víctima de la vieja política siendo parte de ella. Su discurso es el de un clasemediero regio que decía lo mismo hace 60 años, por eso ganó las elecciones como gobernador. No puede quejarse de la vieja política militando en MC.
El mito del trabajo, “el jale”, que pondera, oculta la sobreexplotación de los empresarios que se enriquecieron con el trabajo de sus empleados. Empresarios que consideran héroes y no son más que explotadores forman parte del pensamiento del viejo Samuel. Ahora, dentro de esa aportación tan novedosa de su deambular por la política se amparó, junto con toda su familia y a pesar de su fueron para no ser detenido, algo debe.
La atracción de la inversión extranjera no es un logro personal sino la recuparación de un mecanismo que se había rezagado La cercanía con Estados Unidos es la ventaja de Samuel, pero él no ubicó a Nuevo León en la frontera, es un viejo trazo fronterizo, con cuyas ventajas no sabe qué hacer.