En una jornada marcada por la controversia, el 16 de octubre, el Senado de la República se convirtió en escenario de acusaciones directas tras la sentencia de 460 meses de prisión impuesta a Genaro García Luna por un tribunal estadounidense. La bancada de Morena hizo sentir su voz al desplegar una manta que denunciaba los presuntos vínculos entre el exsecretario de Seguridad Pública y el expresidente Felipe Calderón Hinojosa, sugiriendo complicidad en actividades del narcotráfico.
El mensaje en la lona, que decía: “Genaro García Luna, narcotraficante; Felipe Calderón, su jefe”, se exhibió en el lado izquierdo de la Mesa Directiva, encabezada por Gerardo Fernández Noroña. Este acto no solo evidenció las tensiones políticas, sino que también reavivó los debates sobre la corrupción en las esferas más altas del poder.
Durante la sesión, la manta sirvió como telón de fondo para la discusión de reformas relacionadas con Pemex y la CFE, mientras figuras políticas como Ricardo Anaya y Marko Cortés se encontraban presentes. Andrea Chávez, quien posó junto a la lona, expresó su indignación señalando a García Luna como “la mano derecha de Felipe Calderón” y criticando la falta de acción del exmandatario, quien reside actualmente en Madrid.
La reacción de la oposición fue moderada, aunque algunas voces se alzaron. Felipe Calderón, por su parte, defendió su administración, argumentando que nunca recibió pruebas concluyentes sobre las conexiones de García Luna con el Cártel de Sinaloa. Mientras tanto, Xóchitl Gálvez instó a que todos los delitos sean investigados sin distinción, lamentando la falta de acciones en este caso por parte de los gobiernos recientes.
Desde las dirigencias del PRI y el PAN, se hicieron eco de las demandas de rendición de cuentas. Alejandro Moreno recordó que García Luna operó bajo un gobierno panista, y Marko Cortés exigió explicaciones a Calderón sobre su relación con el exfuncionario, cuestionando su responsabilidad en el contexto de los hechos.
La sesión del Senado no solo resaltó la gravedad de la situación, sino que también puso de manifiesto las divisiones políticas que persisten en el país, mientras el legado de la guerra contra el narcotráfico sigue siendo objeto de debate y escrutinio.