La Corte Suprema de Texas suspendió la ejecución de Robert Roberson, condenado por la muerte de su hija Nikki en 2002.
Roberson, diagnosticado con autismo, negó los hechos y un acusador se retractó.
La suspensión permite que Roberson comparezca ante una comisión de la Cámara de Representantes de Texas para reevaluar su caso.
La defensa argumenta que el diagnóstico original de síndrome del bebé sacudido fue erróneo y que la niña murió por neumonía.
El juez Evan Young consideró que la ejecución impediría que Roberson testificara.
La abogada de Roberson, Gretchen Sween, celebró la decisión, asegurando que "Robert vive para luchar otro día".
Roberson, de 57 años, había sido condenado a muerte.
Su equipo legal sostiene que es inocente y busca revisar su condena.