El hogar representa un sitio en el que debemos sentir seguridad y calma. Es aquel espacio en el que resguardamos y compartimos nuestra memoria a través de nuestras pertenencias y recuerdos; y es también, un lugar en el que invertimos parte del tiempo para nuestro desarrollo personal y social.
Dentro de este contexto, el trabajo doméstico remunerado es una actividad de gran valor al figurar como pieza fundamental en el mantenimiento integral del hogar, aportando innumerables beneficios al bienestar físico y emocional de las personas que ahí habitan. Sin embargo, dicha actividad no sólo ha sido históricamente relegada y desplazada hacia las mujeres, sino que se ha traducido, la mayoría de las veces, en jornadas laborales extensas y mal pagadas, en la ausencia de seguridad social y en el incumplimiento de las normas laborales, excluyéndolas, por tanto, de la realidad jurídica que nuestro Estado debería otorgar.
De acuerdo con el artículo 331 de la Ley Federal del Trabajo, podemos comprender que los trabajadores del hogar son aquellas personas que prestan servicios de aseo, limpieza y demás, propios o inherentes al hogar de una persona o una familia, en el marco de una relación laboral que no importe para la persona empleadora beneficio económico directo, conforme a las horas diarias o jornadas semanales establecidas en la ley.
En virtud de lo anterior, la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) analizó en 2018, por medio de una sentencia, la inconstitucionalidad de la exclusión de las personas trabajadoras del hogar del Régimen Obligatorio del Seguro Social con el objetivo de garantizar el acceso a este derecho en igualdad de condiciones que el resto de los trabajadores.
Lo anterior, y en conjunto del acontecimiento favorecedor que implicó la proyección de la película “ROMA” del director mexicano Alfonso Cuarón, derivó en la implementación de un programa piloto que permitiera el goce de los derechos de la seguridad social de las y los trabajadores del hogar. Asimismo, se presentó una iniciativa para reformar la Ley Federal del Trabajo y la Ley del Seguro Social a fin de incorporarles a este régimen. Actualmente, este decreto se encuentra en vigor y supuso, como última consecuencia, que el Senado de la República ratificara el convenio 189 de la Organización Internacional del Trabajo.
De esta manera, a partir del trabajo en conjunto entre los tres poderes y los diferentes sectores de la sociedad, se construyó un avance histórico. No obstante, el hecho de que este nuevo sistema se haya incorporado formalmente a las leyes no necesariamente implica que sea sencilla su implementación. Por ello, resulta necesario promover una cultura integral para poder dignificar el trabajo doméstico con el fin de que este sector sea reconocido y obtenga una situación de igualdad.
Para conocer más, les invito a sintonizarnos hoy a las 16h en Radio UNAM 96.1FM en donde contaremos con la presencia del Dr. Alberto Pérez Dayán, Ministro de la SCJN.