El gobierno de Donald Trump anunció oficialmente el cambio del nombre del golfo de México a “golfo de América”, cumpliendo una de las promesas del expresidente. Este cambio, que alude directamente a Estados Unidos, fue confirmado por el Departamento del Interior, el cual destacó la relevancia histórica y económica de esta región para el país.
El gobernador de Florida, Ron DeSantis, ya adoptó la nueva denominación, refiriéndose al “golfo de América” en un reciente aviso meteorológico. Sin embargo, esta decisión ha generado controversia, especialmente en México, donde la presidenta Claudia Sheinbaum ironizó sugiriendo que Estados Unidos debería renombrarse como “América Mexicana”.
Además del cambio del nombre del golfo, la administración Trump ordenó restablecer el nombre de “Monte McKinley” al pico más alto de Norteamérica, conocido desde 2015 como Denali. Este último nombre, de origen indígena, fue adoptado por el gobierno de Barack Obama tras décadas de lucha de los pueblos originarios de Alaska y apoyo bipartidista.
La decisión ha sido criticada por legisladores de Alaska, incluidos los senadores republicanos Lisa Murkowski y Dan Sullivan, quienes defienden que Denali es el nombre legítimo del monte de 6,100 metros de altura. Según ellos, la designación refleja la historia y el vínculo cultural del pueblo koyukon y otras comunidades indígenas de la región.
El cambio de nombres geográficos en Estados Unidos requiere la intervención de la Junta de Nombres Geográficos, un organismo federal. Sin embargo, la ley permite que el secretario del Interior actúe si la junta no toma una decisión en un “plazo razonable”.
El regreso del nombre Monte McKinley, en honor al expresidente William McKinley, ha sido calificado por el gobierno de Trump como una corrección de lo que consideran una “afrenta” de la era Obama. Cabe destacar que McKinley, oriundo de Ohio, no tenía relación alguna con Alaska ni llegó a visitar la montaña que lleva su nombre.