Xavier Nava hasta hace algunos años era un desconocido para los potosinos, se mueve en un reducido círculo clasista, muy cerrado, solo caben unos cuantos.
Estudió con los jesuitas en la Universidad Iberoamericana de la Ciudad de México y una maestría en Inglaterra; admira a la Thatcher y desprecia a los pobres a menos que le sirvan a sus fines.
El alto precio de sus estudios fueron cubiertos con holgura por sus padres Luis Alfonso Nava Calvillo, constructor de gobiernos priistas que alcanzó la gloria y el infierno como funcionario torancista; y Patricia Palacios, durante muchos años fue directiva a sueldo de las Damas Vicentinas y supuesta simpatizante de la rebelión zapatista.
Cuando Xavier regresó a México en plan de elegido, el apellido sirvió de picaporte con figuras de la izquierda, Cuauhtémoc Cárdenas y Rosario Robles le dieron empleo en la Regencia del Distrito Federal y en el Congreso de la Unión, asesoró a diputados federales y conoció a Emilio Zebadúa, doctor por Harvard, ex pareja de Carmen Aristegui y “chamán” de Elba Esther Gordillo, la cacique de los maestros, y luego lo fue de Rosario Robles, con la que maquinó la “estafa maestra”.
POR MARTHA BAUTISTA